miércoles, 11 de junio de 2014

LUJURIA ESPAÑOLA.

Yo soy argentino, pero chilenizado a cagar. Me encantaría contar la historia que me paso con una española, de aquellas que te ponen los pelos de punta. 
Y bien, como me he chilenizado tanto, lo cartucho también se me ha pegado en demasía. Pero a la hora de ponerse las pilas, me pongo las pilas como Dios manda. Saco todo mi lado bestial y macho alfa. 
Y esta mujer sin duda, hizo que me pusiera a 1000 por hora. Mire mi miembro y le dije: Vos sabes lo que debes hacer!!! Vamos campeón!! Por la patria, por la doble patria en verdad!!! La vamos a hacer cagar! Así que compañero compórtese como un pura sangre...
Bien, principalmente era una ida inocente a la casa de esta española ricarda, para ayudar a sacar la pintura, lo que yo no sabía es que de paso también le iba a rayar la pintura. Cosas que pasan.
Estábamos en esas piolamente, porque bueno su madre se encontraba en casa, y además aun no me lanzaba ninguna indirecta.
Cuando acabamos, sí, acabamos de sacar todo, agotados como si hubiéramos tenido una sesión épica de sex.
Yo de comienzo, la mire y fue: Su pelo rojo, está en llamas, y esas tetazas. No podía creerlo.
No saben cómo deseaba metérsela bien duro.
En fin comimos algo rico, y luego me ofrecí a lavar los platos. La madre se fue a dormir, en eso, yo inocentemente lavando, siento de un momento a otro una mano en mi paquete, y fue wuooo!! ¿Qué está pasando acá? ¿Quién quiere jugar? ¿La mamá? Me dio miedo, no, no...Era una mano suave, y era de ella, comenzó a inspeccionar mi bulto, me bajo la cremallera, Y que manos más ricas, me apretó los testículos, la idea era infligirme un poco de dolor. Dolor rico. Sin previo aviso me dio vuelta como si fuera su marioneta, y se la metió toda en la boca, comenzó a lamer como una desquiciada, sentía como su lengua exploraba todo mi glande, jugueteaba con el grandulón como una experta. Luego posó su mano en el e inicio el jugueteo de arriba y abajo como una master. Y yo gemir, gemir y gemir cada vez más alto, se levantó me tapo la boca, me llevo a su pieza para mayor privacidad.
Yo me senté y ella parada, me miro con una cara de estoy ardiendo por comértelo, y mamo, mamo, masturbo, mamo, mamo, masturbo hasta que me vine en su boca carnosa....
Y con carita de malota, me dijo me voy a dormir.
Yo quede en llamas, al menos me limpio, si se lo trago todo la muy golosa. Y dormí. Medio desorientado desperté, y fue: ¿Dónde chucha estoy? Ah, sí, la que me comió la pija, y me dejo tirado después que se tragó todito.
Como buen semental desperté con una 
desperté con una erección ya parecida a una piedra. Y la dama ¿Dónde está? Yo aquí tan caliente en su habitación, y la muy descarada se fue a dormir con su madre. El sueño me la gano, y la erección seguía. Me molestaba a cagar la wea. 

Al rato escuche unos pasos en la escalera, y pensé: ¡¡Al fin mi diosa viene!! Claro era ella. Nos abrazamos por un rato, se acurruco, este era el momento romántico. Me busco el cuello, lo lamió, mordió y luego, le prestó atención a mi bulto, y como una niña dijo: 
¿Qué pasa acá?
Puso cara de cumpleaños, y me empezó a masturbar lentamente, me torturaba, yo me quería venir, pero ella lento, lento y tortuoso, mientras escuchaba su respiración entre cortada en mi cuello. 
Se escucharon ruidos, era su madre que despertaba. Y yo en mi mente: ¡Maldita madre! Bajo como una loca y le dijo: Lo fui a despertar. Y realmente me despertó de una excitante manera. 
Yo con tremenda erección ¿Cómo bajo de acá con este tremendo animal al acecho? El pantalón lo supo disimular bien, baje y puse mi mejor pokerface, saludando como si nada. Hable lo justo y necesario.
Y su madre nos dice: Debo ir a hacer unos trámites. 
Nuestras miradas se encontraron, y salía fuego. Era el momento de terminar lo que comenzamos. En verdad lo que ella comenzó. 
Se largó la madre, y ella como una leona se lanzó sobre mí, y me dio unos besos apasionados, que sentí su lengua en mi garganta, realmente tenía hambre, yo era su presa. Me sentía completamente cazado. 
Me prendí como paja seca, y ya ahora sí que está loca iba a ser mía completita, estaba transformada en una pantera, y yo también deje sacar a mi animal más feroz, mi pene que estaba como una roca. 
Le agarre las tetas ¡Que tetas! Esas eran ubres. ¡Dios mío! comencé a hurgar por su blusa, se la quite, y estaban que explotaban. Creo que quieren decir: ¡Hola! Le quite el maldito sostén, para ver dos pelotas gigantes que se movían ricamente. 
Las chupe, chupe, y chupe, que manera de chupar, eran completamente adictivas. Fue como si nunca en la vida me hubiesen amamantado, me sentí un bebe. 
No se aguantó más, me saco la polera, los pantalones, me dejo en calzoncillos, me lo miro con deseo, me quito todo. Me puso ambas manos en el respaldo del sillón, y se la metió toda, comenzó a saltar golosamente en mi pene, y la penetre muy duro, bien duro, es que no me podía contener, y la mina era bastante hardcore. Recordé el bendito condón, y me dijo ando en esos días, y yo emh...Filo, tengo que acabar. 
Saltando con esas tetas gloriosas y grandotas, las chupe cuanto pude, porque ya llegaba al techo está loca con tanto salto compulsivo. 
Y se vino rico, escuchar sus gritos ¡Pero que putaza! Pensaba yo. Se vino unas cuantas veces más antes de llenarla. La di vuelta sin miramientos, y la puse en cuatro y le di, le di, le di hasta que me vine adentro. 
Nos duchamos, como si nada hubiera ocurrido, la verdad es que sentí que todo fue un sueño, era la mina perfecta. Pero la perfección no existe, y así como vino a mí y prácticamente me sentí violado, me boto. No sé más mierda de ella, Pero vez que me acuerdo de la muy...Arghhh... Me caliento a la primera. 
Es la única que me lo ha chupado de una manera increíble. Maldita y exquisita española.

MULTIORGASMICO

No pensé que me pasaría algo así un día, pero conocí a una chica vía internet. Ella era de México, pero eso no fue impedimento para dejarme llevar. 
Y después de incanzables noche de cibersexo. En que con cada caricia que se daba en su cuerpo, yo sentía que la tocaba, a pesar de que en el fondo sabía que no era así. La hice mía de una forma extraña, pero embriagadora. 
Yo no podía controlarme, y debo ser sincero, mi pc era un desastre tantas veces que acabe viendo a esa mujer exquisita tocarse las tetas, mostrarme su sexo, introducirse distintos juguetes que lograran simular que era mi pene entre sus piernas. 
Hasta que un día cualquiera, después de nuestras excesivas sesiones. Me dice: Por qué no te vienes a Cancún? Bastaron solo unos segundos para que yo dijera sin pensarlo que si. 
Mis padres me dijeron que estaba loco, mis amigos que era un vividor. 
Pero yo sin duda alguna me lanzaría a esta aventura tan excitante, en busca de la joven que me había enamorado, y viajaría un total de 20 horas, hasta llegar a sus brazos, y por fin tenerla conmigo. Saciarme, satisfacerme. 
Cuando llegué a Cancún medio desorientado buscando su mirada, sentí un regocijo inexplicable cuando ella me beso y abrazo. Cosquillas, química, el feeling, el calor, la tensión sexual que vibraba en nuestros cuerpos. Ese abrazo lleno de pasión contenida, quería dar rienda suelta de un momento a otro. 
Pase de juntarme en un bar con sus amigos, estaba cansado para salir a beber, pero no para hacerla mía. Y esa misma noche, lo conseguí. 
¡Que mujer más ardiente! Me la imagine como una diosa de una tribu de años atrás, envueltos en ese paradísiaco lugar. Era un sueño. 
La tenía frente a mi gozando, cuando hace miles de horas atrás solo nos veíamos por una cam, contando nuestras fantasías y tratando de reproducir una que otra. Teníamos todo el tiempo del mundo, pero esa noche, esa noche quería volverla loca. 
Y me enseño a complacer a las mujeres, no solo pensar en mi satisfacción. 
Me lamió de una manera increíble mi sexo, me hizo gozar como nunca otra había podido lograrlo. 
La maestría con la que hacía cada cosa, cada caricia, encendernos con todo sola mirada. Saber cada rincón que la haría explotar de pasión. 
Todo aquello esa mujer me enseño, yo estaba a sus pies, dispuesto a ser su esclavo eterno. 
Y ella estaba dispuesta a enseñarme más, y nunca poder saciarse de mi, de mi cuerpo, de mi todo. 
Podía venirme ciento de veces, era una, y después podía seguir sin problema alguno penentrandola. Los hombres multiorgásmico existimos, me imagino que bastante en verdad, y esta mujer era igual que yo, nunca se cansaba. 
Era en la playa, en la casa, en la oficina, en lugares públicos en general. Momento que teníamos lo hacíamos. 
Como adoraba que se estuviera arriba mío, y que tuviera el control de todo, que fuera a su ritmo, esa mujer, amigos. Era una verdadera máquina sexual. 
Agradezco haberla conocido, porque por ella aprendí a que hay que complacer tanto como quieras a tus parejas, no pensar solo en nuestros deseos, en descargarse y ya. 
No hay nada mejor cuando el disfrute es mutuo. 
Cometí esta locura, viaje miles de kilometros por ella. No me arrepiento de nada, lo que ella me enseño, lo he utilizado hoy en día. 
Dos multiorgásmicos, es fuego que sale por los poros. 
Mi consejo: Piensa en la satisfacción de tu pareja, y ya verás que el doblemente placentero. 

MISTERIOSA MUJER

Sentir una atracción casi perversa, y no poder tenerlo!! Arder a diario....querer saborear lo lejano, internarme en recuerdos vividos, pero sin contacto!! Hoy me siento en llamas cuando empiezo a recordar a aquella mujer y fue así. 
Una noche cualquiera me la pasaba fumando un cigarrillo, buscando ciento de veces que la oscuridad fuera mi acompañante infinita. 
Me fui a una disco a bailar, tontear solo...Cuando mis ojos se encontraron con unos labios rojos que centellaban deseo. El sudor que caía en su piel morena, que no daba por lamer cada gota que caía entre sus tetas. 
Me desordene el cabello y le sonríe. 
Ella se mordió el labio, y con su mano me dijo que fuera. 
En un segundo estaba allá, me lamió unas palabras en el oído, que fueron exactamente así: ¡Follame!
Bueno, la oscuridad ya no sería solamente mi compañía. 
Me trastorno su lengua en mi cuello y que de nuevo me repitiera: ¡Follame de una puta vez!
Le tome la mano, la saque del ruido incendiario. 
Aun sudaba, y esa polera que llevaba con un escote pronunciado me tenía los pelos de punta. Me sonreía a todo momento.
Ya cuando ibamos por un callejón oscuro, me abordo y dijo: No aguanto más, follame ahora!!  Me quito el pantalón con destreza, se quitó la ropa interior, detrás de unos basureros, se dio vuelta, se empezó a subir lentamente la falda, me ofreció su glorioso trasero y hablo otra vez: 
¡Quiero que me folles por atrás! Se inclinó un poco,  me regalo su gran trasero y luego prosiguió: 
¡Escupe un poco en él, lubrícalo bien, lámelo, que en seco me puedes romper!
E hice lo que la dama me pidió. 
Mi cabeza daba vueltas,  metí toda mi lengua en su culo, ella se retorcía de placer, gritaba, chillaba, gemía como una zorra. Su mano busco mi cara,  lentamente me levanto, para que pronto estuviera palpando mi miembro, y sin chistar, ya la había penetrado por completo. 
 Empezamos el vaivén favorito, al ritmo de una lejana y exquisita música, le daba en su culo, ella se apretaba más a mí, comenzó a sudar copiosamente.
Al fin pude lamer cada gota que caía de su cuerpo, la bese profundamente.
Se movió nuevamente, saco un condón, me lo puso, yo solo miraba, porque la mujer sabía lo que hacía. 
Tomó mi mano,  metió un dedo en el agujero de su sexo, me miró fijamente y dijo: 
¿Sientes lo mojada que estoy? No respondas, sé que lo sientes... ¿Qué esperas entonces para metérmelo? Encájame bien, dame bien duro. Mírame como un objeto sexual nada más, y si quieres puedes darme una que otra nalgada, pero follame duro.
Se dio vuelta nuevamente, y la penetre como nunca, me volví un salvaje, no me importo nada, hice lo que me dijo, la golpee bien duro en el culo, hasta que llegaron a arder sus nalgas. Se quejaba gustosamente, y me gritaba: 
¡Más adentro, más fuerte! 
Y yo endemoniado, se lo metía una y otra vez. 
Cuando sentí que iba a explotar, ella me empujo. 
Y me dijo: ¡Bien, fue un gusto! Se puso la ropa interior, se bajó la falda,  salió caminando tranquila.
Y yo quede en esa callejuela, con mi pene al aire, duro como piedra mirando cómo se marchaba. 

LA LOBA

Noches opacas me perseguían, Y sí, siempre es de noche porque en este horario es cuando se desembocan las aventuras más guarras, Me dicen la loba, Me gusta cazar tranquila y sigilosa, Pero la mayor parte del tiempo ando en grupo.  
Yo soy la líder de esta manada, Siempre pruebo el primer bocado y el más apetitoso.
Logre divisar a mi próxima víctima, en otras circunstancias hubiera atacado con todas y acorralarlo sería nuestra técnica. Esta vez tenía algo cautivante. Y por primera vez sentí la necesidad de quedármelo por más tiempo.
Era su olor, olía exquisitamente. Era su aspecto varonil y alfa. Era su voz, su conducta la que me atraía y pensaba: Tal vez la loba pueda ser domada de una vez por todas.
Mi piel era blanca como la nieve, mis labios rojos como la sangre, mis dientes afilados para lanzar mordiscos en los lugares precisos y ardientes. Mi lengua voraz y hambrienta, lamía como si fuera el agua más bendita. Y mi cuerpo, mi cuerpo llevaba cicatrices de pasiones descontroladas, de hombres que intentaron zafarse de esta loba en celo.
Mi cuerpo, mi cuerpo era voluptuosa, senos grandes, cintura pequeña, muslos amplios y apretados, un trasero acorde a mi figura, grande y perfecto. DESNUDA SIEMPRE ME SENTABA MEJOR. Pero esta sociedad en la que me encuentro no me permitía andar DESNUDA. Así que mi traje era de un rojo que hacía sintonía con el color de mis labios. Encaje, sin ropa interior…el encaje recubría mis partes INTIMAS. Deseadas por tantos y dueña de nadie. Ni siquiera tenía control de mis actos, el instinto era mi amigo, mi olfato…y mi manada fiel.
Esa noche al verlo decidí cazar sola, con mi mejor vestido. Mi cuerpo, caer como una desvalida ante sus ojos  para que me colmara de ayuda.
Su primera reacción fue de protección, tal como pensé, se quitó el saco y me cubrió. Me miro a los ojos fijamente, y acaricio mi melena nocturna.
Y me dijo: ¿Estas bien?
Asentí con la cabeza, y me mordí el labio inferior como una viciosa. El horrorizado y excitado miro mis ojos verdes como la selva.
-¿Puedes decir algo?
Y deje que mi voz seductora por naturaleza soltara unas palabras, mientras seguía mordiendo mi labio.
-No sé dónde estoy, no sé cómo llegue acá.
Mire como los pelos de sus brazos se erizaron al escuchar mi dulce melodía, embrujante, minimalista, sensual y de un ángel.
Me tomo en sus brazos, poniendo mucho cuidado de no rozar mi trasero. Como deseaba que lo acariciase, pero me contuve, me excitaba ver su lado más salvaje, que se sintiera como un héroe, y que no entendiera como una mujer como yo estuviera en sus brazos fuertes.
Con cuidado logre que se cayera el saco de un lado, y apareciera uno de mis senos protuberantes, jugosos y firmes. Y lo mire con despreocupación y ansiedad. Me mordí el labio nuevamente.
Cuando quiso cubrirlo, tome de su mano y la apreté fuertemente en mi pecho, junte mis dos bellezas para que sintiera como se perdían en ellos. El quito la mano, yo se la cogí y volví a ingresarla.
-¿Qué pasa? ¿Esto es una broma? ¿Qué quieres?
-CAZARTE.
LO BESÉ, fue el beso más dulce y animal que me han dado, me mordió, era mi lobo. Se apartó y dijo: No ¿Qué haces? No puedo aprovecharme. Me tentó su pureza. Ya no era mi lobo, de un segundo a otro dejo de ser MI LOBO. Solo era una PRESA.
Desanimada, me baje de sus brazos, moví mis manos en señal de aproximación y llego mi manada.
Lo rodeamos, el asustado, 4 lobas más desnudas, aproximándose a su presa, acorralándolo, esperando mi señal. El primer bocado sería para mí. Pero estaba completamente decepcionada, de igual forma no podía jamás dejar que otra comiera antes que yo. Y me abalance hacía a él danzando con mis curvas, mis manos pedían abrazarlo, pero alimentarme también. Y lo probé de nuevo, el beso animal, mientras mis acompañantes observaban y lo mantenían a raya. Melena roja, melena rubia, melena chocolate y melena miel, ojos canela, ojos azules, ojos avellana y ojos celestes. Cinturas pequeñas, caderas amplias, muslos jugosos, senos grandes y pequeños. Y yo la loba, melena negra atacaba.
Le quite la ropa con la agilidad y destreza aprendida con los años, saboree su piel con mi lengua latigante, le susurré: ERES MI PRESA, VOY A COMERTE. Baje hasta su miembro entre asustado y erecto, y lo acaricie con mi lengua, para luego comenzar a introducirlo en mi boca como una sabrosa fruta. Deguste mi dulce trofeo, y moría por tragar su líquido varonil, pase mi lengua por todos los contornos, la revolqué y presione en los puntos exactos, calcule en mi boca cuando saldría su jugo, y antes de que eso ocurriera lo introduciría en mi delicia húmeda. Su pene era grande y apuntaba a las estrellas, pero yo solo quería que me cogiera como si fuera MI LOBO, y se dejó llevar, e intento voltearme y le recordé: ERES MI CAPTURA, ERES MI TROFEO, ESTAS CAZADO, DEJAME SOMETERTE.
Mis melenas miraban y reían silenciosamente, querían comer, sentían hambre, las llame y fue una fiesta de tetas y coños. Y el, él era un lobo, lamió cada vagina que se sentó en su cara, movió su lengua, la introdujo en la abertura sexual, y mis melenas gemían de placer. Yo las observaba disfrutar del festín mientras aun esperaba. Se acercaron a mi TROFEO y entre todas lamimos su PENE, nuestros lenguas se perdían en nuestras bocas de repente, nuestras manos no solo tocaban nuestra víctima, también nos acariciábamos. Mis manos entraron a delicias mojadas, las penetraron con todo el puño. Y si alguna no seguía alimentándose porque se desfiguraban, retorcían de placer, las agarraba del pelo y les decía: ¡CHUPEN! SOMOS LOBAS.
Y en un intenso juego de penetraciones con las manos, sentí una lengua en mi sexo, era melena rubia, que siempre gustaba por comerme, probar los fluidos que escurrían por mis muslos calientes. Melena rubia era la más hambrienta, y siempre quería domarme, la deje incursionar no solo en mi vagina humedecida, sino también en mi trasero…y esta vez también deje que introdujera unos dedos sedientos por mojarse, y lancé el grito más feroz, y la aparte con una mano.  
-Es hora, de comer, es hora de actuar, es hora de que me coja, apártense.
Me monte como una bestia, me monte como una loba. Lo golpee en la cara, y sentí como sus uñas se clavaban en mi culo y lo abrían. Mis pechos revoloteaban de arriba abajo, de lado a lado. Se intentó levantar y lo bote en la hierba fresca. Sus gemidos guturales y animales salían presionando mis oídos.
Le lengüetee el rostro, y le gemí repetidamente en sus oídos. Profundice su pene en mi zorrita, lo apreté con mis paredes, y me moje de una manera increíble, sentía aun la decepción mezclada con placer. Pero ahora me decepcionaba haber compartido a mi LOBO, ERA MI LOBO. Les dije a las melenas que se marcharan, y como unas simples perritas se dispersaron en el bosque. ERA MI LOBO. Deje que me volteara y yo estaba siendo CAZADA, EL ME PENETRABA.

SADOMASO

Nosotros jugamos papeles interesantes en cuestiones del amor.


La indiferencia entre hombres y mujeres es muy utilizada a la hora de la conquista ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué tanto mujeres como hombres somos masoquistas? Recordando esto, se me vino a la mente el SADOMASOQUISMO.


Y una relación bastante agresiva y sexual de tiempos remotos.


Dulce e ingenua a la vista, pero en sus noches escondía una verdad asesina. Esperanza, era una de aquellas chicas que gustaba disfrazarse de día y ser ELLA de noche ¿Por qué ocultar una verdad al mundo? ¿Por qué el autoengaño? Prejuicios no solo de la gente le herían, sino también los tenía ella, sin embargo siempre gozo con el dolor.


Su ropa toda pensada para mostrarse en la claridad de los días. Gustaba usar vestidos blancos y puros, cuando en el fondo su corazón era de un rojo ennegrecido. La dureza reflejada en sus ojos las escondía bajo unos lentes ñoños, su pelo alisadamente cuidado le llegaba más abajo de las paletas de su espalda. Escondían heridas endemoniadamente perturbantes, delirantes y llenas de júbilo.


ESPERANZA tenía esperanza de que algún día podría mostrarse tal cual al mundo sin ser menospreciada, estaba repleta de amor carnal y punzante, pero se sentía incomprendida. Nadie podía entender que su manera de demostrar el afecto que tenía era a través de golpes sonoros, de carne viva, de mordiscos profundos, manoseos y ultraje en todas sus cavidades con distintos aparatos de tortura.


Se mordió los labios esa noche. Sentía la comezón en su cuerpo, por recibir las punzadas, los manotazos, que su carne hirviera por la desgracia dulce y entusiasta de sexo brutal.


Se puso su mejor traje, se movió como una gata. Su cuerpo de látex, se acomodó una chaqueta que cubría su realidad, gafas oscuras que escondieran el maquillaje negruzco de sus ojos verdosos, pero la palidez que le caracterizaba seguía intacta con un exagerado rubor rojo carmesí en sus protuberantes pómulos de sado. Sus labios eran de un ROSA MALVA, los dejaba intactos para que supieran que en el fondo era ternura traumada por tanto goce lleno de brusquedad deleitable.


Iba exaltada. Tomó un taxi, porque quería llegar pronto a la noche de los GOLPETAZOS. La incomodidad era evidente, no dejaba de cruzar sus piernas, porque sentía la higrometría salir de su sexo. Estaba completamente empapada. Reía a ratos de forma silenciosa al recordar todo lo que le esperaba.


Hoy era la noche de la ESCLAVITUD, SOMETIMIENTO, le gustaba de repente ser ELLA la que debía recibir. Claro, recibía y daba.


Cuando llegó al sector despoblado, divisó a unos metros la casucha de los HORRORES más exquisitos, ingresó.


El  entorno era oscuro, con luces de neón rojas y violetas, mantas de encajes, un suelo recubierto de terciopelo, tablas utilizadas como camas, y en las paredes muchas cadenas con mujeres y hombres esclavizados. Una voz de ángel le susurró al oído:


-Has llegado ESPERANZA. Le agarró la cintura, le enterró sus garras y ESPERANZA gimió apremiantemente, sus pezones se erizaron y la piel se le puso de gallina.


Se quitó el disfraz, se quitó las gafas. Y su traje de látex mostraba una gran abertura desde su monte de venus hasta su culo. Se asomaron sus grandes senos en dos agujeros hechos para ese deleite y estos apuntaban a los ojos del ángel, que los observaba y pellizcaba. El ángel tomó un pequeño látigo se incorporó por detrás de ESPERANZA y subió desde su empapada vagina hasta presionar en la abertura de su ano sutilmente. Ella se paralizó, el presionó. ESPERANZA no aguantó y lanzó pequeñas quejas agitadas, un GOLPE. Se sobresaltó y UN GOLPE, la pilló de sorpresa. El ángel pasó sus manos por el traje y sonrió en una de las mejillas de ESPERANZA. Lamió sus jugos, pasó la mano nuevamente por el otro muslo, la metió toda en su boca y dijo:


-SEXY. Mostró una sonrisa sado y pícara.


La botó en el suelo de terciopelo enmohecido, se acostó sobre ESPERANZA y la aplastó y la cara desfigurada de ella y los gritos ahogados al sentir que esa presión era conciliadora e indicaba penetración.


Tomó unas bolas chinas y empezó INGRESARLAS una a una en su abertura cósmica trasera.


¿ESPERANZA? ESPERANZA ya no estaba en este mundo porque su cabeza volaba en excitación. Le ató una cuerda en sus muñecas y cuello.
Le dijo:


-Muévete, PERRA. Y ella empezó a andar en cuatro patas.


De vez en cuando el ángel tiraba fuertemente de las correas, sus muñecas ardían y la asfixia la enloquecía. Cuando lograba recuperarse de cada tirón seguía avanzando.


Llegaron a una pieza oscura y fría. Donde solo se hallaba un gancho en el techo, el ángel de ojos mar colgó de la correa en este, y ESPERANZA ofreció su vagiano a él.


 La penetró con un aparato frío que le erizó la piel nuevamente. El ángel se sentó, con un control en las manos y apretaba botones que lanzaban descargas eléctricas, y ESPERANZA gritaba de placer, dejó el control en automático, tomó el látigo y golpeó en cada nalga reiteradas veces y prosiguió con los pechos de ESPERANZA. El ángel metió su rubia cabellera en la entrepierna de ELLA y presionó con su lengua de acero el clítoris, mordió el botoncito con sus dientes de pantera, y mordisqueó intensamente cada labio de la chica. ESPERANZA no daba más de regocijo.


El ángel tomó unas pinzas, le pellizcó cada pezón y también lanzó descargas eléctricas. Y entre su sexo electrizado, sus pezones llenos de energía brutal, las bolas en su culo, la lengua y dientes que destrozaban su sexo. ESPERANZA perdió la conciencia.


A las horas despertó acostada en la misma habitación, bajo un suelo helado, lleno de moho aterciopelado e hiriente.  Observo que el ángel se encontraba encadenado. Su mirada de fuego se posó en su miembro se ABALANZO como una LEONA a él. Ahora el ángel parecía menos indolente, sentía temor. Sentía temor de ESPERANZA y su locura. Mordisqueo tiernamente su pene, con sus manos lo golpeo. Rasgo su camisa, clavo sus uñas en el pecho, rasguñó la espalda del ángel. Escarbo tanto como pudo, hasta que contemplo la sangre en sus dedos, las miro completamente extasiada y sonrió.  Tomó un látigo y dijo: AHORA TU ERES MI PUTA.


Comenzó a golpearlo sin parar en las nalgas, espalda ensangrentada, mientras la erección del ángel era evidente. Golpeó hasta que la sangre salpico en su cara, y palpo la dicha que le provocaba ver al ángel tan sumiso.


Agarro su pene entre las manos, lo chupo de forma suave. Soltó al ángel. Que evidentemente cansado,  reacciono presuroso ante el sentimiento de liberación. ESPERANZA abrió sus ojos conmocionada, sabía que ahora el la haría suya, y juntos experimentarían el amor más cruel.


La penetró, la penetró y LA PENETRÓ y quería rasgarla. Mientras hacía esto le introducía unos dedos en la boca. ESPERANZA chillaba, gemía, decía disparates estaba completamente ENAMORADA. En el suelo frío que le endurecía nuevamente los pezones y le dañaba por las pequeñas piedrecillas, sintió el semen adentrarse bajo arremetidas delirantes repletas de deleite. Y le reveló al ángel los gritos inmaculados de fruición.


El ángel se tumbó a su lado, le atrapó la cara bruscamente, le mordió un labio y le enunció:


-Te amo, ESPERANZA.


ESPERANZA sonrió y respondió:


- ¡QUIERO GOLPEARTE! Nuevamente enterró sus uñas en la piel blanquecina del ÁNGEL.

SÓRDIDA

Juegos. Me encantan los juegos. Pero que se vuelvan reales y sustanciosos. 
A veces no puedo recordar que tipo de juegos son los que más me enloquecen.
Aunque siempre, siempre he tenido en mi mente la idea de que no sirvo para el amor,
Ni siquiera le he dado un momento para dejarlo entrar ¿Por qué? Por qué escogí esta profesión y decidí
Por cuenta propia que el amor no era para un ángel sexual como yo.
El primer juego fue a una edad temprana, con chicos que no tenían experiencia, y que solo pedían por curiosidad que se las lamiera, y yo lo veía tan tierno. Que ni modo, se las besé a todos, se las comí a todos, pero no sabía cómo se hacía, así que solo me dedicaba a darles besos y a mantenerla en mi boca.  Saboree de todos los tamaños ni siquiera eran penes promedio que me ofrecía el mercado del descubrimiento sexual.
Para luego dar paso, ha algo más grande. Un hombre. Un verdadero hombre 30 años mayor que yo, que me volvería una viciosa. Yo tenia 18 años y este fue mi segundo juego y el más duradero. Se podría decir que fue una seudo relación. Yo era su chiquita de ojos tristes. Siempre me decía: Mi chiquita solo sientes felicidad cuando te lo estoy metiendo, es la única vez que veo que brillan tus ojitos mi nenita, eres una viciosa.
Desde muy pequeña supe que esto me gustaría, sobre todo cuando estuve con ese HOMBRE, que me enseñó a gozar.
 Me dijo:
-Mientras metía un dedo en mi sexo y yo turbaba los ojos, lo que estas experimentando chiquita mía, no debes avergonzarte de ser una adicta a esto, mientras volvía a señalar ESTO, me introducía un dedo más. Estas completamente mojada para mí. Dulce nena. Abre un poco las piernas.
Me abrí, mientras aún seguían sus dedos jugando en mi vagina. Bajo hasta ella y empezó a comérmela, saboreo mis labios, introducía su lengua afilada y lujuriosa, escuchaba como me estaba comiendo lentamente, como mordía mi clítoris delicadamente, sentía la presión de su lengua en esta. Mis piernas tiritaron, mi boca se abrió, suspire, suspire tiernamente. Mi hombre había logrado hacer que me corriera en su boquita de cielo. Siguió lamiendo, yo me desesperaba y tendía a cerrar las piernas, apretraba su cabeza que no escapaba de mis muslos, el seguía lamiendo y tomando mi brebaje hipnotizante. Se frenó, me miro, se me acercó y me brindo un abrazo.
-Estoy orgulloso de ti, chiquita. Saciaste un poco mi sed, tu cosita sabe bien. Ahora chiquita recuéstate en esa cama.
Asentí. Y como una niña obediente me recosté. El lentamente me quito el vestido, me quito el sostén. Comenzó a acariciarme los senos con una ternura que me enloquecía, y a la misma vez me excitaba. Pero cuando quería volverme loca, me indicaba con la cabeza que no. Debía controlarme.
-No, chiquita, hagamos esto lindo, por lo menos la primera vez que sea una experiencia linda para ti, no quiero dañarte.
Me beso. Sentía como su lengua buscaba juguetear con la mía, y seguí su ritmo. Comenzó a besarme la frente, las mejillas, el cuello, a introducir su lengua en mi oído, a gemir en él. Y bajo nuevamente a mis senos, esta vez jugueteo lindamente con mis pezones, su mano bajo otra vez a mi sexo, sentí un extraño calor en mis mejillas por el contacto de sus manos heladas en mi calentura. Escupió en su mano y me la paso por ahí.
-Te quiero bien mojada para lo que voy a hacerte ahora, chiquita. Necesito que estés tranquila, va a doler un poco, pero te encantara después mi pequeña viciosa. Pero antes de eso, te enseñare algo más…
Se desabrochó el pantalón, saco un miembro mucho más grande y maduro de lo que había visto antes.
-Toca, pequeña…toca ¿Has visto algo así antes?
-Sí, la de mis amigos, pero no era así de grande como la tuya.
-Aprendes bien, las mujeres siempre deben decirle a los hombres que son grandes, que son las más grandes que han visto nunca ¿Te gusta mi pene chiquita?
-¡Me gusta!
-Entonces ahora harás algo por mi ¿Bien?
-Haré lo que quieras.
-No, no debes hacer lo que quieran, debes hacer siempre lo que tú quieras, yo ahora solo te enseñare. Pero entiende algo chiquita, tú debes hacer lo que se te apetezca, debes disfrutar. Yo solo te enseño ahora. Bien, quiero que tu boquita lo bese.
Me acerque a su miembro erecto, comencé a darle muchos besos por todos lados tímidamente, mientras sonreía, me parecía raro este juego.
-Ahora mi pequeña, quiero que intentes meterlo en tu boca, no lo muerdas e intenta que tus dientes no me rocen, intenta que entre bien al fondo, hasta lo que más puedas o que al menos choque en tu paladar. Abre bien tu boquita.
Yo abrí bien la boca, y empezó a introducirlo, tomando nota de todo lo que me indico. Y me quede con el adentro, y lo mire.
El me tomo de las mejillas, me quito el dulce.
-Ahora mi pequeña, debes chupar, lo metes en tu linda boquita, juegas al adentro, adentro cada vez más con tu boquita ¿Entiendes?
Yo lo mire con cara de no comprendo lo que dices.
-Bien, chiquita, mételo de nuevo en tu boquita. Yo te enseño.
Nuevamente lo metí en mi boca, y él puso una de sus manos en mi cabeza. Comenzó a presionar para que entrara más y delicadamente cogía mi pelo para tirarme para atrás.
-¿Entendiste?
Me fui de nuevo a su pene, comencé a chupar, chupar y chupar, lamí sus testículos, jugué con su glande, experimente con mi lengua en los contornos de su prepucio, llene mi boca de baba. Y me separo del dulce.
-¡Oh, chiquita, casi haces que me corra en tu boquita! Tranquila. Ahora bien recuéstate nuevamente, ahora esto si va a doler un poco como te decía antes. Abre un poco tus piernas.
Las abrí, emocionada. Ciertamente quería más. Introdujo un dedo en mi sexo, escupió en su mano, y me embadurno de saliva. Se recostó encima de mí, apoyo su cabeza junto a la mía, y lentamente sentía que presionaba mi abertura con su pene, poco a poco iba entrando, y comenzó a danzar. Yo cerré mis ojitos, apreté los dientes, enterré mis uñas en sus hombros.
-Me duele un poco.
-Dolerá chiquita, te estoy abriendo a un mundo de sensaciones ¡Este es el precio que hay que pagar para disfrutar mucho, mucho después, pequeña!
Metió un poco más, mis mejillas se volvieron carmesí, y sentí como me desgarraba, como me penetraba, sentía un calor, me mojaba cada vez más, salían chorros de mi abertura, y lo metió aún más. Pero ahora empezó a bailar de una manera más fuerte.
-Chiquita ¿Estas bien?
Yo no respondía, solo empecé a gemir, a sentir un calor aturdidor, mi cabeza daba vueltas y gemí. Me sentía extraña, experimentar todo esto, escucharme, no poder contenerme y estar a punto de gritar de placer. Y escuche su voz nuevamente, pero no entendía que me decía, y se frenó.
-No, no, no te detengas, quiero que sigas. Agarre sus nalgas y empuje para que siguiera metiendo. Y el cedió, siguió.
-Chiquita, me voy a correr. Ahora va a doler, te lo meteré completo.
Me lo metió salvajemente, mientras chorros se internaban en mi sexo, sentía un líquido caliente que me llenaba. Experimente un poco de dolor, mezclado con deseo, y tal como él se vino, yo me vine junte a él.
No podía parar de suspirar. Mientras él se levantaba, se abrochaba el pantalón y me daba la espalda, yo tirada ahí lo mire sin entender nada, quería que me abrazara, quería que me dijera chiquita linda, te quiero. Pero no.
-¡Oye! ¿Me mentiste?
-¿En qué iba a mentir?
-No eras virgen, una virgen no goza de esa forma, he estado con bastantes niñas de tu edad, y eres la única que no ha llorado, no ha sangrado, y se ha puesto a gemir como una guarra. Yo solo me meto con chicas vírgenes, y tú eres una sucia putita mentirosa ¿Cuántos te han follado antes de mí?
-Nadie, no lo he hecho con nadie. Tú eres el primero.
-Uno de tus amigos pendejos te lo metió, estoy seguro.
-No, te lo prometo, eres el primero.
-Para ser tu primera vez has gozado como una gran perra. Espera y no hables.
Se lanzó nuevamente en mí, comenzó a apretar mis pezones fuertemente, me tiro del pelo. Me dio vuelta, y me levanto la cola.
-Ahora veremos si al menos tu culo es virgen.
Metió toda su lengua en mi trasero, lamió, escupió unas cuantas veces, y entro sin ser delicado como antes. Yo comencé a chillar, le pedí  que no siguiera, el agarro mis nalgas para entrar más. Sus dedos se posaron en mi clítoris, y empezaron a estimularlo. Eso logro hacerme gozar.
-Acá, acá si eres virgen, pero que apretada estas. Vas a hacer que me corra nuevamente.
Y gemí, sentía que todo estaba distorsionado, era un dolor horrendo, pero que se suavizaba cuando golpeaba fuertemente mi trasero hasta dejarlo al rojo vivo, y nuevamente las convulsiones en sus movimientos, entendí que se correría, ahora se estaba viniendo en mi trasero, al pensarlo, me excite y nuevamente sentí ese calor, ese dolor, ese deseo, esa excitación y una profunda necesidad de gritar de placer. Se quedó un momento adentro, luego se tumbó a mi lado y me miro con desprecio.
-Pequeña, nunca había tenido a una pendeja tan guarra. Iré a lavarme, quédate ahí, quiero ver como mi líquido se sale por tu trasero y tu vagina. Sobre todo por tu vaginita, porque te lo meteré de nuevo hasta lograr saciarme, pequeña putita.
Me quede acostada, un poco desolada y a la vez emocionada. Otra vez me lo haría, pero ya no era su chiquita. Era una más del montón, ya no me miraba con dulzura, desde ese día mi mirada se hizo más triste. Como una niña obediente me quede recostada, sintiendo como salía de mis orificios ese líquido aturdidor. Sentí pasos, mire, su mirada era fría, estaba totalmente enfadado.
-Escúchame con atención, putita, esta vez no voy a tener la delicadeza de antes. Esa solo la tengo con las chicas que son vírgenes.
Comencé a llorar, no entendía porque me decía algo así, él había sido mi primer hombre, pensé que me podía enamorar. No quise refutarle, no quise discutir, solo me recosté, mire hacía un cuadro de una pequeña niña con vestido de vuelos y encajes que dejaba entrever sus bragas. Él se recostó sobre mí, y sin mojarme, sin nada más, entro todo de una vez, y me lo hizo salvajemente, hasta un punto que llego a irritarme. Pero no me pude contener, estaba en mi esencia, yo era esto, pude gozar en mi primera vez como una no virgen. Mientras el con enfado me lo metía, metía, y volvía a sentir el ardor en mis mejillas, las ganas de que nunca más se saliera de mí. Me golpeo en las nalgas, me dio unas pequeñas palmadas en la cara, mientras su rostro se volvió obsceno, su boca se volvió vulgar.
-Mi pequeña perra, quiero que te vengas muchas veces, quiero que grites como la maldita perra mentirosa que eres. Que goces como una zorrita. 
Al escuchar esto comprendí que me gustaba así, que me gustaba que me tratara como una puta, que aspiraba a serlo algún día o mañana mismo. Y así fue como descubrí que una de las profesiones más antiguas del mundo, sería mi elección, que tenía vocación, que tenía pasta de PUTA. Y que este hombre enfadado ahora  me había hecho descubrir el amor por el sexo, pero no el amor por un hombre. Solo por el deseo, las caricias, los golpes, las palabras sucias, el ORGASMO, y que mejor…ME PAGABAN POR ESTO. este era mi último y eterno juego, EL FAVORITO. 

Obsesión

Cada día en la mañana miraba como esa chica subía al mismo carro, con su pose de altanera y su belleza infartante. La miraba desde lejos, pero soñaba noches enteras con que sería mía ¡Que pecado, que crimen! No podía entender como una piba como esa podía andar por el mundo sin importarle que faltaba a la moral y las buenas costumbres con su belleza delictual.
Siempre me escondía para observarla en lugares poco habitados, para poder dar paso a mis fantasías, mientras la miraba posaba una de mis manos bajo el jumper y me tocaba. Alucinando con que un día serían las manos de mi preciosa delincuente.
Un día más sin poder dormir, un día más sin poder tragar bocado alguno. Me sentía enferma a veces, pensaba que no podría recuperarme de esto, pero ansiaba algún día poder plantarme de frente a esa chica y decirle: ¡Hola! Sumando que estábamos en la misma escuela, siempre andaba con sus amigas, y no encontraba de qué manera abordarla. Hasta que un día porque el destino es medio diablo, una noche de fiesta, tragos y drogas me hizo encontrarme de frente con mi codicia.
Sus pechos perfectos que se balanceaban al ritmo de la música, no llevaba brasier. Su sudor copioso que deseaba que se pegara a mi cuerpo, como ansiaba lamer cada gota que rodaba por su perfección. Su sonrisa alocada y embriagada, el maquillaje perfecto, la música provocante de sus caderas, el movimiento atronador de su trasero, y su boca, como anhelaba esa boca, sus labios carnosos y en llamas, su cabello humedecido por el sudor se pegaba en ese rostro criminal. Mi diosa, mi obsesión y me plante frente a ella, sin esperar mucho, baile coquetamente para saber de qué equipo jugaba. Me dio una mirada indignante, se corrió a otro lado, se sentó, cruzo sus piernas largas y suntuosas. Saco su cell, miró algo, me observo mientras yo seguía danzando despreocupadamente para que no notara el placer que me causaba. La miraba de reojo, divise que tomó todo su trago en un sorbo, pensé escuchar como el líquido pasaba por su garganta y pensaba ojala fueran los fluidos que se presentaban en mi entrepierna los que estuviera bebiendo, como ansiaba correrme en esos labios envanecidos, entre estos pensamientos hot, se me planto la nena, bailo seductoramente al ritmo de una música ensordedoramente excitante, me rozo un hombro, mi piel se encendía, me rozo un brazo, mi piel me quemaba, me rozo los labios, yo ardía.
Al compás de los gemidos de mi cabeza, fue comiendo sus labios suculentos y me hablo.
-Hey, chica tú vas en mi escuela. No sabía que te gustaran las tortillas.
-Me la paso observándote.
-¿En serio? ¿Y por qué nunca me dijiste algo?
-Porque no abordo a cualquiera sin tener una certeza.
-Pues yo abordo a quien se me dé la gana, mírame ¿Crees que alguien me rechazaría?
-No, claro que no. Eres perfecta.
-Eres perfecta, eres perfecta, me la paso escuchando eso ¿Te gusta comer coño?
-¿Qué si me gusta? Me encantaría comerme el tuyo.
-Entonces… ¿Qué esperas? Vamos a un sitio.
Me tomo de la mano, y yo iba alucinada, no entendía que mierda estaba pasando acá. Pensaba quizás ha sido las drogas y el trago que ha consumido, no sé. Solo sabía que podría contemplar desde cerca su belleza sobrenatural.
Llegamos a un lugar desolado, subimos unas escaleras. Yo estaba completamente embobada, no me importaba donde me estaba llevando esta chica, solo ansiaba comerla, saborearla, penetrarla por fin cumplir una de mis grandes fantasías. Entramos a la habitación y estaba repleta de chicas con minis, ropa bien ligera y me dije: ¿Qué mierda sucede acá?
-Pues vas a comer coño como una condenada, estas son mis amigas, de seguro las conoces.
-¡Perdón! Pensaba que íbamos a estar solas.
-¡Que brutita! A mí solo me gusta observar como se lo comen a mis amigas ¿Lo tomas o lo dejas?
-Lo tomo.
Eran 5 chicas que automáticamente giraron sus zorritas a mis ojos, me llamaron con los dedos, comenzaron a tocar su clítoris, y yo empecé a babear. Tenía 5 preciosas mujeres a mi disposición, pero la que más deseaba solo se excitaba mirando. Por ella, porque la amaba en silencio, lamería cada una de las vaginas que se me ofrecían.
-Quítate la ropa, taradita. Que quiero ver tu zorra mientras chupas.
Me quite toda la ropa, quede desnuda frente a ella. Y mi obsesión paseo su mirada por mi cuerpo, y me golpeo el trasero, luego lo pellizco. Puso una de sus manos en su vulva bendita.
-Ya me siento bien mojada, pero que culo tienes ¡Esta de infarto!
Tomó de mi cabello fuertemente y me ahogo en el primer coño, mientras gritaba brutalmente.
-Lame, zorrita, lame putita, lame bien, quiero calentarme.
Me refregó toda la cara en el sexo hinchado de la primera chica, y pose mi lengua en su clítoris, mordí sus labios inferiores y superiores, trague el dulce brebaje que se me entregaba, y ella con los ojos vidriosos, con la mano en su zorrita completamente depilada y fina gemía.
-Ohh, lo haces de maravilla putita, lo haces increíble, sigue chupándola.
Juntas acabaron, me tomo del pelo nuevamente ahora la siguiente, el mismo juego, la misma brusquedad, la misma excitación. Cuando llegue a la tercera, mi obsesión se separó de nosotros, se sentó en una silla con las piernas bien abiertas y podía admirar desde la lejanía el brillo de su humedad, tomó de no sé dónde un falo, me llamo.
-¡Métemelo, métemelo te lo suplico!
En vez de meterle el falo, le introduje mis dedos. Me miro con furia y con furia la folle con mis dedos. Las otras chicas se levantaron. Pero mi obsesión levanto una de sus manos y se detuvieron, con la respiración entrecortada dijo: Mientras esta putita me folla con sus dedos, quiero que ustedes se follen a la zorrita. Todas ellas se acercaron a mí, una me besaba, otra me comía las tetas, otra se internó en mi culo, sentí una mano en mi clítoris y otra mano en mi abertura jugosa. No podía parar de gozar, estaba perdiendo la intensidad con que me follaba a mi Diosa. Entonces ella nuevamente índico que pararan, se salió de mis dedos, yo quede tirada en el piso jadeando de placer y me observo altivamente como siempre solía hacerlo.
-Te has pasado, zorrita, pero me has hecho sentir demasiado rico ¿Te ha follado alguna vez un hombre?
-¡No, nunca!
-¿Quieres comerme el coño?
-Sí, mucho.
-Entonces tendrás que ser follada por mis amigos.
-No me gustan los hombres, me gustas solo tú.
-ja ja ja… ¡Que novedad! ¿Dime a quién no le gusto, por favor?
-Yo creo que todos te aman.
-¡Exacto, putita! Todos… Si aceptas te dejo cogerme, te dejo lamerme y me vuelvo tu esclava por esta noche.
-¡Acepto! Ni siquiera lo pensé, las palabras salieron de mi boca.
Entraron 3 chicos que toquetearon a las chicas, y estas gritaban como ofendidas. Mire como ellos metían sus manos en los sexos de ellas, y yo desnuda e indefensa esperaba perder mi virginidad por obtener una noche con mi obsesión.
-Si sientes que no puedes, en aquella mesa puedes pegarte una línea.
Sin pensarlo nuevamente me acerque a la mesa, hale. Y sentí como mis pupilas se dilataban. Luego tome un vaso completo de un licor espumeante.
-Tiéndete en esa alfombra, abre tus piernas.
Mi diosa tomo la verga erecta de uno de sus amigos, y la introdujo lentamente en mi abertura virginal, contemplé con mi cuerpo, como ardía, como me partía. Se acostó sobre mí, me penetro reiteradas veces y se corrió. Luego, paso otro más y otro más. Rompí en llanto y mi obsesión alejo al último chico, se me acerco, tomo mi cabeza y la deposito en sus pechos perfectos, paso una de sus manos por mi cabellera, y su mirada se volvió dulce.
-Tontita, tontita, no pensé que me amaras tanto. Yo también te observaba, pero es que todos me aman, eres la única que ha accedido a esto, siempre nos la pasábamos follandonos entre nosotros, porque ninguna se atrevía a ser penetrada.  Y tú lo hiciste por mí. Se ve que me amas en serio. Miro a todos a su alrededor y les pidió que salieran.
Yo no podía parar de llorar, y ella con una dulzura que jamás imagine tener me besaba toda la cara.
-Eres la única, eres la única. Tú de verdad me amas.
Me beso los labios, me sentó en el sofá, me cubrió con una manta.
-¡Yo te voy a cuidar, yo te voy a querer! Te mereces todo mi amor. Tú me amas. Eres la única que verdaderamente me ama.
Perdone a mi obsesión, la bese en los labios, yo la amaba. Me interne en sus pechos, saboree sus pezones y me dormí.

sábado, 7 de junio de 2014

DULCE Y EXCITANTE.

Besarla, tenía tantas ganas de besarla. Mirarla frente a mí me excitaba de una manera increíble, mientras mis manos recorrían su vulva jugosa, jugueteaban con su clítoris que se agrandaba al contacto de mis manos expertas. Sus tetas grandes que me tentaban a comerlas, lamerlas, apreciarlas, no podía dejar de observarlas, era adictivo. Sin duda alguna, era la perfección.
Comencé a jugar con sus senos perfectos, con su cara perfecta, con su boca perfecta, con su PERFECTA EXISTENCIA. Introduje un dedo en su boca húmeda para que lamiera mientras la masturbaba deliciosamente, ver su expresión de excitación máxima, buscar el punto en que pudiera hacerla venir y escuchar como gemía locamente me encantaba.
Recorrí su silueta con mi mirada, veía su reflejo. Éramos tan únicas. Era mi otra mitad.
Me dispuse a tomar uno de mis juguetes favoritos, porque solo pensaba en hacerla gozar, abrí las piernas, sus piernas, mis piernas, y entre duramente en su vagina mojada y comencé con el clásico pero infalible mete y saca. Me acosté en la cama para observar mejor como entraba. Sonreía de satisfacción. 
Y comenzó a gemir, con los ojos abiertos para mirar mejor mi cara, y así yo podía contemplarnos. No podía creer que tuviera frente a mí una imagen tan alucinante, estaba enamorada, me encontraba profundamente enamorada, podía pasar horas frente a ella, buscaba sus fotos, sus reflejos, sus poses, todo aquello me tentaba a desearla, tenerla, poseerla.
Bella, intangible, hermosa, deliciosa, lujuriosa. Todo lo que poseía era mío, pero era tan fugaz. Quería multiplicarme, pensaba en que quizás había encontrado a mi alma gemela. Luego de metérsela salvajemente y verla regocijada, escupí en mi mano y la pasee por su abertura, por su trasero, la puse de una manera que pudiera mirar en todo su esplendor ese culo perfecto, y follarmelo, hacerlo mío, quería que todas sus aberturas, orificios fueran penetrados por mi pene de plástico, y ver su cara entre sus piernas mientras introducía lentamente el DILDO DIABÓLICO NUEVAMENTE EN SU CULO HECHO A MANO. Me lanzaba miradas evasivas, pero llenas de deleite. Entonces me puse a darle duro, porque esas miradas lujuriosas me estimulaban a que la llenara de un dolor placentero, como su rostro se desfiguraba. Siempre me observaba, le gustaba el contacto visual.
Simplemente este era un momento maravilloso, único…y no podía parar, me sentía enferma a veces, podía pasar días enteros viendo sus gestos, la manera en que hablaba, se expresaba, sonreía, excitaba. Lamentaba tanto la intangibilidad del momento, pero sin duda alguna como podía y a mi manera la hice mía.
Y pensé: OH, DULCE REFLEJO, ERES PERFECTO, SOY PERFECTA. NO PODÍA DEJAR DE MIRARME EN EL ESPEJO. ESTABA COMPLETAMENTE ENAMORADA DE LA IMAGEN QUE SE REFLEJABA FRENTE A MI ESPEJO. ERA YO, ERA ELLA. INTANGIBLE…PERO COMPLETAMENTE MÍA.