domingo, 31 de julio de 2016

Dulce Experiencia.

El sexo no es lo más importante dicen, pero para mí es una parte fundamental para poder conocer a la otra persona.
No importan los idiomas, en el lenguaje del sex es mucho más sencillo conocerse, no necesitas hablar, solo sentir.
Mientras fumaba un cigarro en su apartamento, él se pegaba atrás mío moviendo su pelvis. Yo mirando la noche, sentía poco a poco la necesidad de pegarme más a su cuerpo.
Lo deje jugar, sopesando todo, lo conocía hace solo 4 horas aprox, y no estaba acostumbrada a dejarme llevar tan rápido por alguien. Sin embargo, siempre me ha traído lo exótico. Su piel es blanca, sus manos son grandes, perfectas para tocar mis pechos grandes dispuestos.
Me controlo aun pensando si es muy pronto o no. Aunque finalmente me fascina más la idea de dejarme conquistar, y ver a qué lugar me llevan sus grandiosos besos.
Tiro el cigarro, me acuesto junto a él. Intento evadir sus caricias cerca de mis senos. Mentalmente ya estoy decidida, pero quiero ir despacio.
Dentro de mi pantalón siento como poco a poco me voy humedeciendo, es apasionado como me gusta, expresa deseo hacía a mí y eso me excita.
Sus manos se vuelven más locas, mis besos se intensifican, lamo su cara, su piel, su boca, deseo comerlo con el gusto, el tacto, morderlo, poseerlo.
Finalmente, nos acercamos cada vez a otra habitación, nos detenemos un poco antes, para simular que me penetra con mi ropa aun puesta.
Mis mejillas se ponen rojas por el calor que va ascendiendo. Adoro a las previas, y me gusta aún más que el sexo no sea convencional.
Me tire a la cama, me quite la ropa, mis pechos salieron llenos a su boca, mordisqueaba dulce, tocaba suave y delicado. Le pedí que apretara más fuerte mis senos, que los ahogara no solo con su lengua, que se perdieran en sus manos.
Quise probar cosas nuevas, me recosté en la cama, le pedí que acercara su miembro bien cerca de mi cara, y lo introdujera entre mis tetas, de vez en cuando dejaba escapar mi lengua en su pene exquisito, y comenzamos ese juego, mientras sentía que me follaba las tetas, no podía dejar de gemir y mirar su rostro lleno de placer.
En mi zona más baja, iba mojándome más y más al solo mirar esta escena. Apreté mis pechos bien fuerte en torno a su “DICK”, para que eso le provocara la sensación de que estaba entrando en mi zorrita ya muy mojada por la situación que estaba viviendo.
El penetro y penetro mis tetas, hasta que poco a poco su intensidad se hacía más elevada. Yo sentía una mezcla de satisfacción y ansiedad porque sabía que pronto vendría a caer todo su clímax en mi cara y en mi boca. Soltó varios y grandes chorros en ella, saque mi lengua para poder saborear algo de sus jugos, pase mi lengua alrededor de mi boca, no me gusta desperdiciar una gota de ese brebaje, me sentí completamente pagada, el premio que más deseaba era que se corriera.
La mañana llego y mis ganas aún seguían. Había un fuego incontrolable que quemaba mi entrepierna. Me encantó la idea de despertar junto a él, y que lo primero que tocase fueran mis tetas, que al solo contacto se estremecieron, mis pezones se endurecieron con furia, la ropa hacía que el calor se intensificara. Acerque bien mi trasero a su pene, comenzó a moverlo, invitándolo a que entrara cerca de mi zorrita.
Me quite las bragas, se quitó la ropa interior. Le tome su mano y la puse en mi sexo, necesitaba estimularme más antes que lo dejara entrar por completo. Metió uno de sus dedos en ella y percibió que estaba muy húmeda.
Ingreso de a poco, fue abriéndome, mis mejillas se sonrojaron, y mi boca comenzó a disparar los gritos más descontrolados, él puso una mano en mi boca, le comí un dedo, se lo chupé mientras estaba siendo penetraba. Sus estocadas eran cada vez más intensas, la cabeza me daba vueltas, y el como un loco me daba duro. Escuchaba su suave gemir, eso me descontrolaba aún más, quería morderlo, comerlo, que me llenara de leche la entrepierna.
No podía dejar de pensar lo rico que me follaba, entraba y salía demoníaco, lo rasguñe, lo comía con mi sexo, quería atraparlo, apretarlo, exprimirlo hasta que pudiera soltar todo el jugo.
Comenzó a entrar más fuerte y profundo, su boca no dejaba de soltar pequeños gemidos, mis ojos brillaban y tenía una pequeña sonrisa de satisfacción.
Estaba a punto de correrse, y lo podía percibir. Adore ese momento, el sentir su respiración agitada, sus movimientos más placenteros, la rapidez de su penetración, y el acabar, el acabar en mi sexo.
Nos quedamos un momento compenetrados. Luego, de eso salió, y se sintió igual de rico.
Tome mis bragas, las toque. Y estaban aún muy mojadas.



viernes, 29 de julio de 2016

CHOCOLATE

Sus manos eran grandes, de esas que miras y piensas: ¡Creo que es capaz de agarrarme bien todo un seno!

Lo conocí por esas cosas de la vida, vas a un disco, aparece un chico que te saca a bailar, y porque esa noche tenía ganas de probar algo exótico, accedí a danzar con el tipo de 1.90, manos grandes, color chocolate y ojos verdes.

El hombre era un sueño, su acento tropical, su cuerpo que de lejos se veía bastante trabajado, me incito a querer tocarlo, y hay que decir que estos chicos se la traen y te dejan saborear un poco entre un bailecito bien apretadito.

Fui palpando levemente, sus bíceps, tríceps y lo que sea más que tengan, su six pack envolvente, no solo era chocolate su piel, sino también tenía una barra en su abdomen.

Conversamos de cosas superficiales, la típica charla de cortesía para saber algo del otro. Se sentía tan rico el tan alto, y yo pequeña con la altura perfecta para que su pene se pudiese internar entre mis senos, era solo cuestión de desabrochar el pantalón, y que saliera la alegría.

Con mi perfecto minivestido rojo, mis tacones aguja, mis labios rojos, el pelo de fuego me movía al ritmo del “Perreo” y el de a poco se agachaba para que pudiésemos hacer el bailecito simulando ser follada por atrás. De vez en cuando le pasaba mis manos cerca de sus musculosos brazos.

Me encontraba tan hot, el de a poco comenzó a pasar sus manos cerca de mis muslos, los apretaba, y luego subía sus manos a mi cintura.

Nos quedamos de frente, nos miramos, nos acercamos más al ritmo de una bachata en la que me deje llevar por él, y rozamos nuestros labios de vez en vez, hasta que no pudimos más con el jueguecito, y me comió la boca salvajemente. El beso, el baile, hicieron que mis pezones se endurecieran y me apreté más a su cuerpo, podía sentir que él también tenía un trabajo debajo de ese pantalón.

Me miro con cara de “Te invito”, y nos fuimos a sentar. En la mesa, bebimos unos cócteles, conversamos vagamente, porque solo su mirada me perturbaba, mi rostro estaba enrojecido, y no atine a decir más: ¡Que hacía mucho calor!

El paso su mano por mi cara, sus dedos en mis labios, y yo no encontré nada mejor que meterme el dedo en la boca, chupetearlo mientras lo miraba a los ojos, se lo mordí un poco, y no se dijo más.

Se bebió todo el contenido de la bebida, yo el mío, me tomó de la mano, y salimos a la noche juntos.

Subimos a su auto, nos miramos y besamos de manera descontrolada. Sus manos rozaron levemente mis senos, y sentía que iba a quemarme. Tenía un deseo tan fuerte por ser penetrada ahí mismo, derretir su pene en mi vagina, porque el fuego que sentía en mi entrepierna me estaba quemando.

Puso andar el coche. Yo observaba las luces que pasaban rápido por mi ventana, no paraba de cambiar de posición mis piernas, y en los semáforos en rojo, el posaba su mano en mi muslo y lo acariciaba ¿En qué momento internaría esos dedos grandes en mi zorrita?

Me arreglaba el pelo, y me lanzaba aire con las manos, el calor que sentía era perturbador, cuando de nuevo se detuvo el carro, y él acarició mi pierna, le tomé la mano y la metí debajo de mi vestido, el solo alcanzo a rozar un poco mis bragas. Finalmente, quito la mano.

No podía entender porque el chico no me acariciaba, y no encontré nada mejor que quitarme la ropa interior, tirársela en su pantalón, él la miro y me sonrió.

Abrí un poco mis piernas, y comencé a tocarme. El miraba de reojo toda esta escena, y se movía incomodo en su asiento.

El coche se detuvo, se bajó, me abrió la puerta, y entramos a un edificio.

Una vez en el ascensor, me agarro, y puso mis piernas a sus costados mientras besaba mi cuello, pasaba su larga lengua rosa por mi cara, penetraba mis oídos, me lamía la boca, y me balanceaba para adelante y atrás. Pude sentir algo bien grande que chocaba en mi sexo. El hombre estaba duro, y yo muy húmeda.

Entramos a su departamento, yo aun en sus brazos, y me dejo en el piso. Mientras veía como se alejaba y me dejaba tirada yo pensaba: Solo quiero saber si era mito u era verdad, y bajo esa perspectiva me lancé en este juego con un extraño de chocolate.

Al rato volvió con una sonrisa descarada, y en compañía de alguien más. Otro negro igual de grande que él, me levante asustada, aterrada y trate de salir, y el por fin hablo.

-Tranquila, es mi hermano ¿Queríamos saber si te parecía follar con los dos?

- ¿Con los dos? Abrí bien los ojos.

- ¡Sí, una doble experiencia chocolatada!

Lo pensé por unos minutos, ya estaba aquí, quería obviamente descifrar ese enigma, pero jamás se me había pasado por la cabeza que fuera con dos negros, y menos que ellos fueran familia. El otro tipo era igual de guapo, de hecho, eran idénticos. ¿Qué suerte la mía? ¿Gemelos? ¿Los dos solo para mí?
Sopese un poco las cosas, yo era bien pequeña, no sé si me la podría con dos negros al mismo tiempo, pero la idea de obtener una nueva experiencia para relatar a mis amigas, me llamaba mucho la atención.

El primer negro, saco mis bragas de su bolsillo, las olió, las tocó y me las tendió.

-Huelen muy rico, y aún siguen muy húmedas ¿Me imagino que no quieres desperdiciar esa cantidad de fluidos? Asumo que tu entrepierna chorrea.

¡Madre mía! Pensé.

Otra vez la libido se me estaba subiendo a la cabeza, y le dije:

-Mis bragas te las puedes quedar aun, no las necesito por ahora.

- ¿Eso es un sí?

- ¡Definitivamente!

Los dos me tomaron de la mano, me llevaron a una recamara, donde todo era blanco y rojo. Me dejaron entrar primero, y uno de ellos me detuvo un poco, puso su mano cerca de mi entrepierna, comenzó a masajear, mientras me besaba el oído, me pasaba la lengua descarada. Luego, sentí otras manos que me quitaban el vestido, y otra mano desabrochaba mi sostén.

-Ve tu primero a la cama, y quiero que te pongas en 4 para nosotros.

Como una niña obediente, me subí a la cama y tomé esa posición, ellos paseaban por alrededor, me observaban, asentían con la cabeza, y se miraban risueños.

Uno comenzó a quitarse la camisa, el otro hacía lo mismo, se quitaron los pantalones, y quedaron solo con sus bóxer. Yo contemplaba dentro de lo que podía esta escena, se podía ver lo excitados que estaban ambos, sus miembros se hacían notar bajo la ropa interior, y eran tremendos.

Me sentía un poco humillada en esa posición, ambos solo se pegaban miradas cómplices, hasta que uno me dice:

-¡Tócate para nosotros! En esa misma posición.

Pasé una de mis manos a mi vagina, comencé a masturbarme tímidamente, podía ver desde abajo el brillo en sus ojos, y que no paraban de tocar sus penes. Hasta que el segundo no se aguantó más, se acercó a mi entrepierna, saco su lengua grande y gruesa, comenzó a abrirle paso a mi clítoris y a presionar levemente en él. Presa de un calor que suponía le quemaba la boca al negro rico, comencé a chorrear como un grifo. El metió uno de sus gordos dedos en mi zorra. Yo comencé a gemir desesperada. Su lengua se internó en mi culo y me penetraba el agujero, su dedo aún me masturbaba la hendidura, y siento al tiempo que otra mano me agarra el pelo, me pide abrir la boca, escupe en ella y me mete toda la lengua. Agarra mis pechos y me pellizca los pezones. Yo no podía más del aturdimiento, solo sabía que estaba dispuesta a jugar a lo que ellos quisieran.

Me dieron vuelta, se acostaron a ambos lados, los miré con la boca entre abierta y solo pensé: ¡Deja vu!

Sus 4 manos manosearon todo mi cuerpo, me sentía en una posición tan ventajosa. Solo que aún no podía saber si era “Mito o verdad”. Pero claramente todo indicaba que era una “Realidad”.

Dos dedos se internaron en mi vagina, me penetraron rico, los quitaron, y los metieron de lleno en mi boca.

- ¿Te gusta como saben tus juguitos?

Asentí con la cabeza.

Luego me penetraron nuevamente los dos dedos, entre risitas cómplices, y uno de ellos metió un dedo más, sentí un poco de dolor, que al poco rato se sintió placentero.

- ¿Te duele?

Entre gemidos les indique que no.

-Entonces podrás aguantar nuestros penes.

Se quitaron la ropa interior, y ante mí se presentaron dos penes gordos, venosos, erectos, exquisitos, y me dio hambre, quería endulzarme la boca. Hice ademán de acercarme, pero uno de ellos me acostó nuevamente. Luego, el otro tomó varias almohadas y las puso bajo mi cabeza.
-¡Observa, golosa! Dijo uno.

-Te lo vamos a meter entero, putita.

Comenzaron a masturbarse lentamente, y veía brillar de sus puntas el líquido pre seminal (Todo el tiempo sonreían mientras se tocaban sus miembros) Yo por inercia no podía dejar de mirar con grandes ojos, y pasarme la lengua por mis labios, ansiosa por poder tocar esos dos cilindros de chocolate.

- ¡Vaya chica que te cazaste hoy, hermano!

- ¡Ves como chorrea! Paso su mano por mi agujero, y se lo metió a la boca.
-Está chorreando por montones.

Seguía observando al par, sin entender nada. ¿Qué clase de juego era este? Por otro lado, hacían como si yo no existiese, pero al mismo tiempo me generaban placer solo a mí.

Mientras me sentía confundida, uno de ellos me toma y me ofrece su miembro, empuja un poco mi cabeza. Yo muy nerviosa lo tomó en mis manos, lo voy saboreando lentamente con mi lengüita pequeña, lo lamo como una gatita que toma su leche, y va ingresando por mi boca poco a poco, debo abrir la boca grande, comienzo a bajar y subir mi cabeza, tratando de que llegue a mi garganta lo más posible, pero solo me entra la mitad en la boca. El otro chico me agarra de las caderas, y mete toda su lengua en mi vagina. Al que se la chupo, pasa por debajo de mi abdomen su mano y me estimula el clítoris. Con la boca llena, lamida y masturbada, suelto un poco el chocolate, pero él cálido me obliga a seguir comiéndole el pene. No dejo de mover mi pelvis, y a soltar de vez en vez el juguete para gemir un poco tranquila. Sus risitas hacen eco en la habitación. Mis piernas se van tensando, mis dedos se arquean, y suelto el pene para gemir como una loca.

-¡Por favor, métanmelo ya! Jadeo.

El hombre que tiene mi vulva toda en su boca y la chupetea incesante se quita los pantalones, y siento que algo me golpea el culo.

-Te la meto si prometes no dejar de chupársela a mi hermano.

-Lo prometo. Chille.

Sentí como poco a poco iba entrando, me rasgaba, me abría, me levanto un poco, puso mis piernas a sus costados, y comenzó a meterlo más. Me escupió en el trasero. Tomaron mi cabeza y me metieron de lleno el pene en la boca, el chico a que masturbaba con mi boquita, posó uno de sus dedos en mi trasero.

Sin poder expresar la satisfacción que sentía al ser penetrada, la boca a tope y ese dedo en mi culo, decidí seguir chupando mientras sentía que me partían la zorrita.

Seguí chupando, con los ojos llorosos miré al negro que gemía bajito. Su boca grande soltaba pequeños alaridos de placer, use mis manos y las transporte a la base para subir y bajar su cuerito, le pegue la lengua en el prepucio, saboree como de a poco iba follándome la boca, sus embestidas eran más violentas. Venía el jugo a mi boca, se puso más dura y soltó el primer chorro.

-Te lo tragas todo, puta.

Soltaba el segundo chorro, y no podía ya más tener tanto semen en mi boca, me chorreaba por donde podía escapar. Y como sintonizados, su hermano comenzó a darme más duro soltando chorros. Estaban llenos de semen, y todo era para mí.

Ambos se levantaron, quede con la boca empapada, chorreando líquido, me pase la mano por la boca para limpiar un poco.

-Quédate con el culito así, no cambies esa posición.

Uno con una facilidad me dio vuelta, y quede con mi culo ante sus ojos.

-Mira qué maravilla como cae todo mi semen por sus muslos.

-Es un desperdicio, hermano. Creo que la chica aún tiene mucha sed.

Sentí algo en mis muslos, no me dejaron mirar, la cabeza me la pegaron bien en la cama, y de repente ponen un plato ante mí con un líquido transparente.

-¡Es todo! Cómetelo.

Yo los mire sin entender nada, y quede mirando extrañada el plato, uno me agarro del pelo fuerte y metió toda mi cara en el plato, y la restregó en él.

Yo comencé a pasar mi lengua y a beberme todo el líquido. Estaba más frío, pero su sabor era parecido.

-Debes pasarle la lengua.

Tome el plato, le pase la lengua y lo limpie todo.

- ¡Que buena niña! Ahora las sábanas.

- ¿Qué?

-Que chupes las sábanas, no queremos que se desperdicie el semen de mi hermano.

Me puse a chupar las sábanas, por todo el sitio donde había caído semen.

- ¡Bien!

Comenzaron a masturbarse nuevamente, y acercaron sus penes a mi boca, chupaba uno, después otro. Los miraba con los ojos brillosos.

-Me encanta que me mires así bien perra cuando me lo chupas. Dijo uno.

-¿Te das cuenta que aún podemos seguir dándote? Lo dura que nos las pones. Dijo el otro.

Uno de ellos me tomo en brazo, paso una mano por mi sexo y metió sus dedos. Me embadurno el agujero del culo. El otro escupió en su mano, y me echo un poco más. Se apoyó en la pared, y de golpe me lo metió en la zorrita. El otro por atrás, lentamente comenzó a meterlo por mi culo.

- ¡Que apretado esta!

Yo solo jadeaba, luego gritaba. El que me daba por la zorra me metió un dedo en la boca para que lo chupara. Se lo mordí fuertemente, me ardía tremendamente el ojete, y cada vez empujaba más fuerte en mi culo.

En perfecta sintonía estaba siendo follada por ambos agujeros. Los negros se sonreían, yo solté el dedo y comencé a gemir desesperada, cada vez más fuerte, sintiendo que me partían.

Mi cuerpo sudaba, sus cuerpos estaban empapados, se escuchaba el golpetear fuerte de sus sexos con el mío. Turbé los ojos, y le rogué que acabaran.

Sus risitas se hicieron notar otra vez.

-No esto termina cuando te llenemos de leche el culo y la zorra, puta.

Sus lenguas se metieron por mis oídos, me lamían el cuello de vez en cuando. Uno comenzó a juguetear con mi lengua, sus movimientos locos.

Sentí otra vez una mano en mi clítoris, sentía que me iba a desmayar de tanto placer. Ambos me estaban dando duro, hasta que comenzaron a hacerlo más fuerte, más rápido y a gemir levemente, sentí como me llenaban los chorros violentos que salían de sus penes descomunales. Los quitaron en breve, y se escuchaba como caía uno que otro poco de semen al piso.

Me dejaron en el piso.

-Ya sabes.

Comencé a pasar mi lengua por todo el piso para no dejar ni una gota de semen. Mientras escuchaba sus ¡Muy bien! Eres una perra limpia.

Me tendieron en la cama, se acostaron a ambos lados. Yo ya no podía más, me sentía cansada, repleta, con una leve sonrisa en mis labios, pude tener una doble experiencia de "Chocolate".

jueves, 28 de julio de 2016

SEXO SENTIDO

A veces pensaba que no podría controlar estas sensaciones y sobre todo cuando venían a mí esos pensamientos que sugerían ser sucios porque iban en contra de todos mis valores. 
La idea de verme como una puta me turbaba, pero mi subconsciente quería decirme algo, cuando cada vez se hacían más constantes esos pensamientos me decía: Solo son fantasías, como las tienen muchas mujeres. 
Aunque nuevamente esas imágenes enloquecedoras que hacían que me sintiera bastante ardiente, venían a mi memoria, como ahora que las estoy contando. 
El hecho de estar con el culo al aire en un auto, con una fila de hombres sedientos por penetrarme. Y que ellos no pudieran ver mi rostro, ni siquiera les importaba como era la mujer que estaba con sus intimidades al aire, lo importante era quitarse las ganas y mientras en mi mente habitaba esa fantasía y mis manos acariciaban mi sexo para llegar al clímax, y bien, la manera en que llegaba era deliciosa, deseaba tremendamente que fueran las manos de un hombre. 
Me sentía desesperada, porque llevaba meses sin sexo y ya pensaba que estaría así toda la vida, me deje envolver por distintas fantasías, era lo único que tenía a mano. 
Encontraba macabra la idea de tener que adquirir juguetitos para divertirme, mis amigos me decían que era muy guapa, pero hay que recordar que son mis amigos, así que me valía madre lo que ellos pensaran de mí. 
Tal vez me salía por los poros esa necesidad sexual de que un hombre me penetrara, tal vez se espantaban, porque expelía algún aroma muy fuerte, y no lo digo de manera mal, pero quizás no embriaga como el aroma que uno expele cuando se encuentra comprometida, porque a los hombres le gustan las cosas difíciles y que más complicado que desear a la mujer de otro, y que esta se encuentre enamorada de aquel tipo. Me gustaría estar en esas, al menos tendría con quien follar diariamente y habría confianza, lo desearía, por algo estoy con él. Pero ahora he llegado hasta pensar en follarme al primero que se me cruce en el camino. 
Tenía opciones, y eran tremendamente guapos. El problema es que eran unos desgraciados, no hay nada peor que encontrarte a hombres así. Coquetos patológicos en otras palabras. El solo hecho de decirle cosas a otras mujeres, calmaba sus ansías de serle infiel a su mujer. 
Y yo por más que les decía que estaba dispuesta a todo, ellos terminaban con la frase: No, si es una broma, somos amigos. Pero seguían con el jugueteo.
Ya estaba pensando que lo mejor que podía hacer con tipos así, era tomar sus manos y que tocaran mis partes. Mis senos, mi sexo...y decirles: Ardo en deseo. ¿Puedes ayudarme? ¿Me quitas las ganas? Tal vez me seguirían la corriente y al fin podría tener sexo alocado o simplemente terminarían asustados con mi actitud tan directa, la verdad no sé lo que pasaría, pero ya estaba bastante aburrida de los juegos, de los coqueteos. Estaba esperando la acción y pasaban los meses y jamás veía que se acercara a ese momento. Está bien jugar y todo, pero... ¿Cuándo concretan? Y así conocí a los coquetos empedernidos, y me di cuenta que había muchos tipejos así, esos son uno de los más odiados, No entiendo el afán de andar seduciendo por la vida, debería ser un deporte que saliera en las olimpiadas, porque ¡Vaya! Habitan por todas partes en verdad. 
Sigo tocándome mientras voy divagando en una y otra cosa, pero sé que debo concentrarme si quiero alcanzar el orgasmo, ahora me penetra un tipo de estatura mediana, no es muy agraciado, pero quiere lanzar un escupo en mi sexo, porque le gustan bien lubricadas, y yo pienso está bien, soy una puta ¿Pero las putas descansan? ¿Cómo no me irrito? Y ¿Cómo piden que me encuentre lubricada? Si ya han pasado cientos de hombres por mí. Y pienso: ¡Vaya que debe ser duro ser una puta! 
Pero a pesar de todas estas cosas que pienso, tengo claro que no quiero ser la puta de todos, quiero ser la puta de un solo hombre, y sí sé que suena feo que me autodenomine así, cuando tendré una relación “Sana”, pero el dicho popular indica ser una puta en la cama y una dama ante la sociedad. Y, por otro lado, me cargan esos gallos que dicen mi mina no me da la pasada, o que las mujeres se hacen las difíciles, y cuando hay cientos como yo que están dispuestas a hacerlo todo porque las encajen bien, que las follen duro, sin después andar psicopateándolos o pidiéndoles algo más que un intercambio exquisito y amistoso de sexo, con el fin de conseguir mutuo placer, claro me importa un rábano el placer de él, solo quiero venirme. Ese es el fin de un tipo cualquiera, no importa lo que le satisfaga y puedes darte el lujo de ser egoísta, y no pensar en la maldita reciprocidad de las parejas convencionales. Y me siento capaz de tener una relación así con un MISTER PENE. Porque ya no estamos pensando en una persona, podemos decidir saber el nombre y su número de teléfono, lo demás no importa y si se pone con ánimos de charlar, siempre podemos ser unas perras cortantes y que entiendan que solo quieres sexo y no te importa si comparten intereses en común. Los hombres son así y ya veo cada vez más en este siglo mujeres con corazón de piedra que piensan con el sexo, ya no con el corazón, y así como lo planteo, quiero sentirlo cada día más, claro me cuesta, Porque siempre he asociado el sexo con el amor, como un vínculo ultra íntimo que solo puede tener acceso aquella persona que no solo te alborota las hormonas, sino también te hace zapatear el cucharon (De modo muy coloquial lo expreso). 
Y mi pregunta es la siguiente ¿Podré volverme como un hombre? ¿Y si empiezo a ingerir alguna especie de sustancia que me haga ser más masculina? ¿Cómo quitar esos sentimientos estúpidos? Follar por follar, sin remordimientos, sin llamadas, sin te veo luego, sin citas, sin miradas sentimentaloides y un espero que no me olvides. 
Claro, pase de ser una perra que solo necesita sexo a replantearme todo, que cuesta hacerlo. Pero....Los hombres cuándo se comportan así, solo follan ¿No entran en la categoría de putos? Porque la mujer es una puta cuando se acuesta con muchos hombres. No se supone que las mujeres ligeras son aquellas a quiénes se les paga. Entonces no entiendo porque nos maltratan tanto.
Aunque lo peor de todo, es cuando te dicen: Chica, sé open mind, si eso de que serás una zorra por acostarte en la primera cita es una farsa. Y ya los ves hablando con un amigo a quien le dicen esta weona es más fácil, me lo paso a la primera. 
Los hombres son un arma de doble filo, pero igual hay algunos que salvan, pero aquellos que salvan son unos geeks. Me ha tocado presenciar geeks con el ego a la mierda. - 
Y entonces piensas: Los hombres que se acuestan contigo una noche y no te llaman más son los peores. Pero un tipo feo con el ego a la mierda es el terror de terrores, no hay nada peor que eso y mucho más complejo, cuando estas con un tipejo, porque no se le puede llamar persona ni nada por el estilo, de hecho ni siquiera debería entrar en el área de tipejo, debería pasar al mundo de los insectos, y ser el insecto más horrible del planeta, no puedo recordar en este minuto el nombre, pero sin duda es para este tipo de tarado. La verdad. Si he estado con hombres feos que se creen minos, y tienen una especie de magnetismo cataclismico que te alborota todo tu ser. Es como
¿Qué se cree este weon? Y no hay nada peor que un feo arrogante, egocéntrico e indiferente, esa clase de insecto es única en el mundo y te llevan a un mundo de mierda, porque deben ser esos escarabajos que hacen bolitas de mierda y se las llevan para su casa. Y esa mierda eres tú rodando, porque así es como te hacen sentir. ¿Cómo te alejas de esos? Te aburres en algún momento, porque son malos en la cama. Y su manera de ser se justifica para esconder su inseguridad, y que en el fondo son insectos que necesitan hacer sentir mal a las mujeres para esconder su verdadera cara.

Y así me pasó divagando en historias pasadas, mientras trato de llegar al fucking orgasmo y quedar peor...pensando en que quizás debería dejar de hacer esto, ya que las ganas se harán mayores. Sin embargo, debo concentrarme en llegar al punto máximo, al big bang del glorioso orgasmo, donde se conecta el deseo de mi sexo a 1000 y el otro porciento que ponen las imágenes en mi cabeza para explotar en gemidos, sensaciones y una humedad entre mis piernas y claro sigo ahí manteniendo nuevamente las imágenes bizarras de mi vida de prostitución ¿Solo quedaran en mi cabeza? O me volveré una mujer de aquellas, de las calles, de las esquinas y todo. Y comienzo a sacar cuentas. Si fuera así, tendría que ver las tarifas, pero la verdad no me interesa mucho desgastar mi cuerpo con uno y otro, prefiero escoger a mi presa, y que aquel afortunado o tal vez no tan afortunado si lo planteo que mi paga se vuelva el placer. El placer de cada hombre que se interne entre mis muslos, pero que yo escoja quien me lo dé, esa es la diferencia de ser una prostituta, que yo elijo. No significa que estaré una hora con diferentes hombres… significa cuando yo quiera, con quiera, donde yo quiera y como yo lo quiera. Y sea yo quien indique como hacerlo y conseguir el tan ansiado grito feroz de mis labios que culmine la noche (Me puse romántica, una mala costumbre)… diariamente, con diferentes tipos de cuerpos, piel, manos, penes, suspiros, gemidos y que derramen en mi cuerpo ese líquido de la vida arrojado en mi sexo, en mis senos, en mi cara, en mi trasero, donde quieran, cuantas veces quieran…porque necesito verlo, saborearlo, palparlo para saber que conseguí el placer de verlos venirse por mi expertas técnicas amatorias. Pero el placer es mío, su clímax solo debe ser mío y luego echarlos de mi casa, para que al rato entre otro. Sí, estoy muy desesperada al parecer, pero estoy así porque quiero beneficiarme de ello y sentir continuamente como mi cuerpo reacciona al contacto de distintos cuerpos y lo que cada uno pueda entregarme. Un sin número de sensaciones que pueden cautivar mis sentidos. 
Tal vez mi sexto sentido signifique eso, o mejor dicho mi "sexo sentido" el abrirme a nuevas emociones. He descubierto que puedo enfocarme solamente en ello, y volverme una puta, pero una puta que su paga solo sea el más increíble orgasmo que desmorone todo mi ser de forma positiva, que no descanse ni un minuto, que siempre quiera más. ¿Me estaré volviendo como ellos? Mientras me acaricio y me pienso en ese auto con el culo al aire, se ha despertado en mí el sexto sentido del más puro e exquisito sentimiento de todos los tiempos conseguir el grito ahogado, el tensar mis piernas y luego sentir los temblores cuando me relaje, que los dedos de mis pies se encorven, que grite disparates, como nombres, palabras sucias y los muy utilizados: Síiiiiiiiiiii, Yessssss, Dale “X” nombre y perder por un instante la cordura, pensar que podrían venir todos los hombres del planeta a sofocarme con sus grandes miembros y bañarme hasta dejarme toda mojada con el delicioso elixir de la lujuria, la culminación del deseo absorto de su cuerpo. Quiero y necesito volverme una puta, y conseguir mi paga. El PLACER.

miércoles, 27 de julio de 2016

CÓMO TE PERDÍ, VIRGINIDAD

Sueños frágiles, sus manos perfectas y suaves, 
porque llevan la suavidad de una mujer, 
y yo hipnotizada miraba su cuerpo desnudo, 
me desesperaba con la sola idea de que esta noche sería mía, 
me relamía los labios. 
Pero claro, sabía que solo sería una vez. 
Nunca había experimentado con un hombre, aunque sabía de sobra que no importa el sexo, las mujeres y los hombres estamos cortados con la misma tijera. 
Les llamamos putas a las que se meten con uno y con otro, aunque mi palabra favorita es "Maraca". Entonces podemos decir que nosotras fomentamos el machismo, llamando de esa forma a alguien ligera, y esto pasa acá también. No importa el sexo, son perras de todas formas. 
Y ahí estaba la más grande BITCH deliciosa, con sus piernas cruzadas, con una mini corta, y ya la ropa interior a un lado esperando que yo me internara en sus piernas, besara sus labios, los abriera con mi boca y jugueteara con el botoncito rico de su vulva.
Sintiendo como se hinchaba en contacto con mi lengua.  Jadeaba, me tiraba el pelo, me empujaba más adentro para que yo me embriagara con el aroma, sabor de su sexo. Sus fluidos se pegaban en mi cara y escurrían por sus piernas,y yo decía: ¡Mhhhhhhh en mi mente!!
Mi cara estaba enrojecida. Mi sexo hinchado y jugoso porque sus dedos se internarán en él, y pensaba: ¡Quiero que me lo hagas! Pero ella era exigente, y si me distraía, agarraba mi cabeza para meterla de nuevo entre sus muslos. 
Y dije para mis adentros: “La lameré tan rápido y con tanta destreza que se vendrá en un segundo en mi cara” 
Comencé, enloquecí, el olor salvaje me emborrachaba. Quería, por primera vez sentí deseos de ser penetrada, pero ella solo tenía una vagina. 
Lamía, y sin darme cuenta mi boca estaba empapada. Me separo de su rico y avariento sexo, se tumbó a mi lado, me miro con cara de viciosa, y me quito la blusa, me babeo los pezones, me los estiro, me los retorció, me queje de placer. Me mordí el labio y ella introdujo toda su lengua, la sentí en la garganta. 
Que mujer más abusiva, bruta, brusca, rica, deliciosa ¿Qué me estaba haciendo? Era uno, dos...sí, dos dedos que se retorcían e iban adentro y afuera rozando mis paredes, empecé a gemir, a gemir, me volví desquiciada, le agarré la cabeza y le dije: ¡Chúpame!
Me hizo un gesto en negativa, y siguió metiendo sus dedos en mi sexo, y yo creía que iba a morir, a morir de placer, me sentí un tanto aturdida, sentía que quería ser sucia, decirle lo perra que era, y sentí algo grande, algo grande y fantástico, no sé de donde lo saco, pero se sentía parecido a la piel, no quise mirar, solo pensaba en gozar, En sentir.
¿Qué mierda me estaba metiendo? Mientras ponía los ojos en blanco. 
Comencé a sentir un leve calor y sonido, traté de mantenerme controlada solo para mirar. 
Pero no lo logre, seguí gimiendo, teniendo uno, dos, más de 3 orgasmos, no paraban de salir pequeños quejidos de mi boca. El dolor que experimentaba me hacía sentir una completa masoquista, era un dolor punzante, enrojecedor, tirante, y sentía las embestidas cada vez más violentas y desgarradoras, como si mi sexo dijera no, pero todo mi ser pidiera cada vez más adentro, más adentro y más duro. 
Cuando tenía momentos de lucidez, pensaba es todo su puño ¿Qué es?
Pero me perdí, me perdí y mis labios lanzaron el grito más rico y ensordecedor que jamás haya podido crear. Era placer, era un dulce placer, tensé todo mi cuerpo, mis dientes rechinaban, apreté la boca para no liberar más quejidos y gemidos.
Fue violento, y exquisito a la vez. 
Cuando desperté de ese alocamiento, mire, sí, al fin mire y vi. Había perdido mi 
virginidad con un dildo en las manos de una mujer, y me tumbe.
Recordé que estaba ella, y me pedía con los ojos algo...No soy clarividente. Tomó el pene falso y abrió sus piernas, y se lo comenzó a meter. Me incito a que me introdujera la otra punta, era doblemente placentero, se perdió entre mis piernas, sentí el dolor, el dolor orgásmico penetrante de los movimientos de la Bitch y los míos, nos comenzamos a joder como dos endemoniadas, y a gemir en sintonía...y GEMIR...

lunes, 25 de julio de 2016

CUANDO ME TOCO.


Necesito tenderme desnuda en la comodidad, sacar mis pechos prisioneros, comenzar a tocarlos con suavidad.
Comenzar lentamente a apretarlos, pellizcar mis pezones me da más humedad, posar mi lengua en ellos de vez en cuando, mientras más mojados más placentero…Lentamente meto mi mano bajo mi pantalón, porque es con pausa, con cautela, mientras me voy imaginando ciertas fantasías que me desatan, lamiendo cada miembro inerte frente a mis ojos, masturbando con mi boca cósmica, sintiendo que poco a poco se ponen más jugosos.
Me encanta lamer, oler, saborear, palpar. Mis dedos encuentran hinchado mi clítoris, no puedo perder la concentración, entre mi fantasía y mis dedos que se mueven rápido esperando la tensión.
Arribando en parajes más enigmáticos, buscando saciar este calor que se proyectaba en mis dedos.

Gimiendo cada vez más alto, sintiendo el ardor en mi cuerpo, mis piernas temblando, mi cuerpo tenso, ya venía lo mejor. Abrí más mis piernas, porque quería que el orgasmo no solo saliera por mi boca, saliera por mi hendidura húmeda, que poco a poco se iba mojando, y sentía el cálido líquido que emborrachaba mi trasero, mis dedos se volvieron más ágiles y fuertes al contacto de mi clítoris, sentía venir, me bamboleaba, hasta que al fin, iba saliendo el grito, el jugo, y el orgasmo de mi boca, de mi sexo.  

lunes, 18 de julio de 2016

OBJETO

Hoy me encuentro en la casa de los horrores placenteros, atada a un pilar con mi cuerpo desnudo, entregando mi culo al que quiera someterme.
Es la noche de los juegos, y yo soy la víctima del placer, entregándome al 100% a lo que deseen hacer conmigo.
No me siento una persona, me siento un objeto expuesto a su criterio.
Al criterio de hombres desvergonzados, perversos, que pagan por tener a una chica que se deje follar un montón.
En esta perfecta guarida, con mi mejor cara de puta, he decidido jugar a ser un montón de nada, no deseo que tengan compasión conmigo, porque hoy soy la “Perra” de todos.
Muchos hombres sentados, de todas las edades, la mayoría mayores, me contemplan, me piden girar, me piden que me agache, uno que otro se acerca a palpar mi fina vagina, que con solo la expectación comienza a mojarse compulsivamente. Soy conocida en el rubro por mojarme con facilidad, derramar mis jugos, eso logra que sea un “Plato más apetitoso”.
Esperando impaciente, la ansiedad en mí se hacía cada vez más potente, me vendaron los ojos, me golpearon las nalgas, me lamieron el sexo, saborearon mis ganas, internaron sus dedos, apretaron con fuerza mis senos, ingresaron objetos fálicos, y yo comencé a gemir como endemoniada. Sentí que alguien me tiraba con rudeza el pelo, y me obligaba a abrir la boca, chupe como experta, lo metí todo en mi boca, hasta no poder respirar bien, todo era con una brusquedad que me anonadaba, era el perfecto objeto de sus deseos, perversión, sentía que habían vergas muy hinchadas, y otras ancianas, me gustaba sentirme así de sucia, así de usada, quería que me metieran pronto una de ellas, pero solo se dedicaban a golpear mis nalgas, y meter distintas cosas en mi sexo, hasta que algo entro en mi trasero, una bola, otra bola, otra más. Sentía arder mi trasero, me soltaron y me dejaron tirada en el piso, amarraron cada uno de mis tobillos, y mis manos, quedé suspendida en el aire, con mi sexo abierto para todo el público, mi respiración se agitaba, sentí que entraba un gran pene que me mutilaba, follaba rápido como un conejo, y enterraba sus pocas uñas en mi trasero, intentando abrirlo, mientras pequeños golpes me llegaban en los senos y en la cara. Sentí que un líquido que me manchaba la boca.
Eran bestias desesperadas por follarme, y yo dispuesta dejando que arrancaran un pedazo de mi lujuria, haciéndome caer en un trance candente, posesa por sus movimientos bruscos, su poca delicadeza, el objeto maravilloso de sus deseos, internándome en un espiral sin ganas de salir jamás, acabando llena de semen, azotada, mordida, divina, eterna para estos hermosos caballeros.
Juguete sexual de sus ensoñaciones, la fantasía disponible, quería hacer real todo lo que intentaban. Porque ser un objeto nunca ha sido una mala idea, porque todos podemos ser usados alguna vez, y es una de las sensaciones más placenteras, ser la muñeca de trapo, que estropean.  


Ménage à trois


Atendí el teléfono para la llamada que estaba esperando hace semanas, la confirmación a uno de mis más grandes fantasías, por fin, podría estar con dos hombres.
Ambos a regañadientes aceptaban follarme una noche entera, a cambio de hacer un trío con cada una de sus chicas.
Me refresque, me puse mi vestido fantástico sin bragas, un rojo intenso en los labios, tacones altos, panty medias, y me lance a la aventura.
Dos machos para una hembra en llamas, prendimos unos pitillos para entrar en ambiente, antes de que alguno siquiera se atreviera a tocarme el muslo. Decidimos seguir fumando, y bebiendo. Al ver que les faltaban las agallas, me senté en medio de los dos, y me quite el vestido, ellos me quedaron mirando, y mis bellos pechos blancos quedaron expuestos al sacarlos del corset, invite a sus bocas a besarlos, y comenzamos con el juego.
sus manos se volvieron múltiples en mi cuerpo, tocando mis senos, mi sexo, metiendo dedos en mi boca, tratando de quitarme lo más rápido posible las ligas, yo los besaba a ambos, y tocaba ambos penes al mismo tiempo, baje los cierres y saque imponentes miembros solo para mí, comencé a lamer uno, mientras ofrecía mi vagina al otro, quien no dudo en chuparla de inmediato, y jugar con su dedo en mi clítoris, lo que me provocaba interminables convulsiones, sentía que mi sexo ardía por ser penetrado, y poco a poco se iba humedeciendo.
-Mójame el trasero con tu lengua, ahora.
Escupió mi trasero, lo embadurno bien, le pedí al chico al cual se la lamía que se acostase, y me lo metiera como pudiera en mi sexo, mientras que dejaba expuesto mi trasero para el otro. Lo llame con mi culo, y el rápidamente intento meterlo todo, sentía que iba a explotar de tantas embestidas, me daban por el culo, y por mi zorrita bien mojada, se salía y lo volvían a meter, olvidaron sus pudores, y lograron seguir una perfecta sincronía, acabando en ambos lados, llenando mis agujeros de su exquisito jugo, al acabar, me levante, me agache un poco para que ambos contemplaran como escurría ese delicioso líquido por ambos lados, y me chorreaba hasta las rodillas.
Descansamos unos segundos, pero yo quería más, esto no podía acabarse así, me tire de nuevo al suelo, y los llame. Comenzaron a pellizcar mis pezones, a introducir sus dedos al mismo tiempo, y a llenar ese espacio que deseaba que estuviese repleto todo el tiempo.
Me puse a lamer el flácido miembro que se me ofrecía, para que poco a poco fuera creciendo en mi boca, y el otro entraba de nuevo en zorrita, y hacía un ruido melodioso. Estaba tan húmeda.
Otra vez el juego provocador, del meter-sacar. Sintiendo que iba a explotar de placer, dos hombres cogiéndome poseídos, cumpliendo mi fantasía.