martes, 19 de agosto de 2014

SEXO ORAL

Lamer, lamer y lamer. Mi boca solo pensaba en saborear su pene que se ofrecía ante mis ojos erecto y perfecto. Posar mi lengua por su glande, posar mi lengua sobre la base, apretar en ese sitio, utilizar mi mano de arriba abajo en una perfecta sincronía con mi boca que succionaba la punta de su hermoso falo. Y pensaba: Esto es melodía, escuchando el succionar de mi pequeña boca en su hermoso dulce. Tomar el primer brebaje que te entrega. Sentir una sed arrolladora, esperando el premio final, un chorro de su jugo celestial que me llenara la boca, que pasara por mi garganta, que chorreara por mis labios carnosos, pensaba en lamerlo por completo, atraparlo con mi lengua, hacer círculos en su prepucio…incitar con más vehemencia que acabara en mí.

Lamer, comer es un arte, requiere de técnica u algún tipo de conocimiento para hacerlo más ameno y óptimo si se quiere llegar a la culminación. Pero como también me gusta lamer un buen pene, el sexo de una mujer me parece igual de atractivo, abrirlo como si se tratase de una flor, ver los pliegues, explorar con mis dedos buscando el clítoris para presionar deliciosamente en esa zona golosa, primero como un gatito, para luego mi lengua pase sobre todos sus labios, mordisquearlos, saborear como lentamente corren sus fluidos por mi boca y me empapa con su excitación. Ir de nuevo al botoncito tierno que se esconde entre pliegues, comerlo y contornear mi lengua para que la presión sea más intensa, esperar que su pelvis empiece a moverse compulsivamente, anunciando el gemido, la alteración de sus sentidos, meter un dedo en su hendidura mientras la hago llegar…y termine acabando exquisitamente, y mi dedo este cubierto por el fruto de mi lengua experta. 

viernes, 4 de julio de 2014

El PLACER DE LA CARNE

Los labios callaban los besos de infidelidad. Tan perfecta, tan erótica, tan sensorial. Imposible no querer poseerla, imposible no querer tenerla. 
Llegar a tu casa mirar al lado a la chica que un día fue tu sueño, a la que le dijiste nunca te engañare, con la que tienes sexo 3 veces por semana, que un principio querías follarla todos los días y a cada hora. Aun te quiero, piensas. Pues aun la quieres, pero necesitas buscar emoción en otras damas ¿Se acabó el amor? ¿El “Por siempre” no existe? Y así es como sucedió. 
Noches eternas junto a su piel, junto a sus besos, junto a ella, mi dulce bella donna, la amaba tanto. Cuando la vi dije será mía, ahora que es mía me resulta aburrida, absurda, irritante, común, desesperante y poco grata. De pasar a salir todas las noches juntas o junto a nuestros amigos, pasamos a saldré con una amiga, saldré con mi hermana, a saldré con un amigo, mientras sales no sientes remordimientos, sientes curiosidad de si serás capaz de olvidar que le dijiste: ¡Te seré siempre fiel, no mirare a otra chica, soy tuya, tu eres mía, por siempre, siempre! 
Las calles se hacen más eternas cuando quieres ser infiel, la ansiedad se refleja en tu rostro, quede con ella a las 22:00 en un bar que nunca he habitado y que sabes que nadie de los que conoces iría a meterse allá ¿Por qué? Porque solo es un follón. Una aventura. En tu casa te espera tu mujer, y ahí estaba sentada, con su ojos color verde selva, la sonrisa amplia, la falda corta y las tetas perfectas y anunciantes. Me pare frente ella, le bese una mejilla y me senté a su lado. Hablamos de todo, pero para mí fue de nada, solo puse atención a lo que me importaba, cuando el alcohol entro en nuestros cuerpos, olvide a mi amada, olvide la fidelidad y desate mi locura, atornille mi lengua en su boca, le contemple el oído con mis suspiros, la aniquile con un golpe en el culo y le lancé un ¡Vamos! Con la mirada. 
Llegamos a su casa, una colchón en el piso, recién mudada. Me torne animal e insaciable, la mire con ojos de quiero todo, pero mañana te dejo. SOLO ERA UNA AVENTURA, le deje claro en la cabeza, una vez y nada. Le quite la ropa con una agilidad que creía perdida, interne mi cara en sus pechos colosales y mordí los pezones que me saludaban tiesos y me pedían a gritos que los lamiera, metí mi nariz en su sexo, olí, toque, penetre, lamí y excite. Le hable soezmente. La use, la consumí, la desee y la olvide. Me acosté a su lado porque la noche ya estaba bien avanzada, deje que me pasara toda su hambrienta lengua por mi vulva preciada por mi amada, pero que se la concedía a ella por esta noche que fui tentada con las manos del diablo de la infidelidad. Sentí cada sensación, la hice mía, la guarde en mis recuerdos y mi calentura, imágenes rotas y despiadadas de mi culpa. Me sentí mal, me sentí bien. Un limbo en el que transitaba, ya estaba hecho. La culpa fue momentánea, porque ya luego iba pensando que este juego me gustaba, le dije: ¡Nos vemos! Le encendí unas palabras, me marche, cerré la puerta y me olvide de ella por ahora. Llegue a casa, me acosté al lado de mi bella sin decir nada, ella me abrazo como todas las noches, me puso una pierna en mi pierna. Dormimos. 
Al otro día hice como si nada, espere la noche, la infidelidad me llamaba, pero no con la “Verde selva” ahora con la morena de ojos miel. Fui a su casa, la prendí con caricias más apasionadas, le desabroche el brasier, sus enormes senos reposaban en mis manos de una hambre voraz, me tentó la gula, quería comerlas como una bulímica, pues sabía que después las abandonaría de mi cuerpo, mente y vida. 
Sus pechos me desesperaban, eran tan bellos, tan llenos, me colmaban hasta el cansancio. Cuando llegue a su vagina completamente despejada, gorda, asfixiante, deleitosa, golosa e insaciable, por más que la estimulara y gemía, quería más, no se cansaba, la folle con mis dedos hasta la irritación y ella con una mirada diabólica me absorbió, me suprimió, me embadurno con sus besos y lengüetazos, abrió mi sexo como si se tratase de una flor, mis labios se enternecían con tanta codicia y mi respiración se aceleraba con tanta brutalidad de su lengua experta. Alcance el cielo, alcance una estrella, grite fuertemente a la luz de las velas, de un incienso aturdidor y de un orgasmo que daba cabida a una fiebre más alta, a una necesidad de carne, de roces de que no habría forma de calmar esta sed infiel que se había despertado en mí. Yo era bella, mi bella era bella, mis amantes eran bellas, pero que más, solo me entregaban noches placenteras y después desecho. Sentí la gula, sentí la lujuria, sentí la codicia y todas esas sensaciones entremezcladas daban así “El placer de la carne”.

martes, 1 de julio de 2014

BENDITA LOCURA

Piel, suspiros, risas y gemidos todos envueltos en un trance anecdótico. Si pudiera no pensar así, si pudiera no sentir de esta forma, creo que me incendiaría de igual manera.
Noches cálidas de perversidad. Necesitaba buscar a mi presa, a mi objeto, la belleza plasmada en un rostro angelical. Mire mi reloj, sopese un momento todas las consecuencias de una arrebatada ida a sus brazos y me lancé de manera indescriptible a los besos de la condenada reina de la lujuria. Juguete karmico y vulgar.
Labios rosa, piel blanca, ojos grandes y sonrisa santurrona. No esperaba más de aquella chica que me poseía los sentidos. Era un milagro que estuviera conmigo esta noche y todas las venideras. Obteniendo de sus infieles besos una sonrisa irónica y un “Te quiero” inventado por la calentura, porque cuando uno está en esos momentos de gloriosa candidez no piensas bien lo que dices y das. Te dejas llevar por las sensaciones, emociones, intenciones e intensidades.
Sus manos se posaron en mi sexo ya desnudo bajo el manto estrellado de una  noche de verano, pues ni los astros pudieron distraerme de la contemplación divina que tenía frente a mí. La más linda perra, la más bella y seductora. Escondía tras esos ojos centelleantes una verdad y una mentira, la verdad es que no me quería y la mentira es que profesaba amor eterno. Sabía de sobra que apenas pudiera arrancaría y se refugiaría en otra piel más tierna. Porque gustaba de saborear pieles jóvenes, bendecidas por montañas enormes y curvas peligrosas.


Me embadurne las manos de saliva para poder entrar de golpe entre los pliegues de su sexo, pero la muy puta estaba cubierta de fluidos. Sus pezones ardían y apuntaban a ser mordidos, besados por mis pequeños labios, sin pensarlo dos veces busque pasar la punta de mi lengua en ellos sin dejar de follarla con mis dedos. Escucharla gemir y ver como el vaho dulce salía de su boca carnosa y chupona me tenía la cabeza aturdida. Quito mi mano de su sexo, me beso nuevamente, bajo hasta mis montañas perfectas, apretó y sonrió, se internó en ellos, para lamer lentamente mi estómago y llegar a mi vientre. Se detuvo, suspiro, me mordió los costados de las caderas, suspiro, me abrió los muslos, gemido, sus uñas se enterraron en mis piernas, aullido. Su lengua bajo a mi monte y sus delicados dedos abrieron mi vagina y encontraron el punto vibrante. Sus lamidas se volvieron ardientes, me comía fuertemente, punzaba con la punta de su lengua mi hinchado botoncito y yo me encontraba perdida. Bajo hasta mi hermosa abertura, sucumbió con su lengua endemoniada y me follo de manera perversa. Yo separe un poco más mis piernas, porque sentía que venía el orgasmo, que me haría gritar bajo el cielo nocturno. Sin más mi cabeza exploto y de mis labios salió la melodía más desquiciada y me recosté en sus hombros. Ella me tumbo a su lado. Las dos desnudas mirando el paraje negruzco. Su mano sobre la mía, mi mano libre internada en su sexo otra vez para verla sentir, para escucharla gemir, para deleitarme con unos cuantos más gritos de la Zorrita sin alma y pensaba: Ella solo quiere mi juventud, mi cariño, mi energía…luego se buscara a una igual o más joven que yo, pero me saciare con su sed de placer infantil. 

ÁNGEL Y DEMONIO

Se puso sus pantis hasta el muslo, tocando el encaje que apretaba sus muslos de fuego, endiosaban su imagen divina, era un completo pecado desde el día en que su cuerpo comenzó a desarrollarse, los hombres siempre la miraron, pero ella nunca quiso a los chicos, siempre quiso a las chicas, a pesar de que su fuego resultaba difícil de aplacar. Vestía estas pantis desde joven, porque le encantaba ser la fruta más apetitosa dentro de su grupo de amigas. De principio todo era por juego, sus amigas y ella tocándose inocentemente, mientras que ARIELA pensaba en lamer vaginas como por deporte, su lengua cada vez se hacía más experta y se autodenominaba la “Come coños”. 
Se puso su mejor vestido y salió en busca de hembras, era una cazadora nata, sabía de sobra que en su cama nunca dormiría sola. Una noche, una chica. Ese era su plan todos los días, no le aburría, porque lo veía como una profesión nocturna, pero su gran paga era el placer que conseguía de aquellas “Tontas chicas soñadoras” solo dos veces se acostaba con ella en un mes, no gustaba de comer siempre la misma piel, no podía ser de nadie. Disfrutaba de pasiones esporádicas, a la mañana siguiente las despachaba temprano, y a la noche o era la misma u otra. 
Se sentía como el tipo del perfume, buscaba siempre un olor más glorioso que el anterior. Aunque una vez se dejó encarcelar por una mujer mayor que ella, su sexo olía a un durazno jugoso. Estuvo a punto de perder la cabeza, pero recordó que ella pertenecía a las nuevas sensaciones, aunque hasta el día de hoy no podía sacar de su cabeza a aquella mujer que le enseño la maestría completa de esa lengua de fuego, que podía hacer venirse a cualquiera en unos segundos. 
Saco un durazno, lo olió y le dio un mordisco, su cuerpo se electrizo y pensó: Durazno, el olor de mi dulce amor ¡Pero no nací para amar, nací para follar! Guardo su dildo grande en la cartera, se puso su chaqueta de satín negro, sus high heels aguja y se internó en la inmensidad de la noche, entro a una disco con el nombre en neón. Siempre un lugar diferente, una chica diferente. Sabía de sobra que la conocían en la mayoría de los sitios, pero vivir en una ciudad tan grande le daba la garantía de que podía seguir siendo una sombra misteriosa y desconocida. Entro, fue al baño privado, saco una pastilla y al tiempo sintió los efectos del éxtasis. Exaltada, fue a danzar a la pista sensualmente, no buscaba, ellas llegaban al ver una figura escultural en un vestido ceñido color rojo, labios mortales, ojos verdes intensos, tez blanca, pelo negro azabache. Era una bendita diabla deseable por el mismo cielo, comenzó a tocar su cintura de avispa, sus muslos y dejo entrever las ligas. Una chica igual de drogada se le acercó, pequeña, rubia e inocente. La inocencia la cautivo, la miro, se pegó a su cuerpo, a sus senos contoneantes, se refregaban, se erectaban. Una necesidad enfermiza por aplastarse, rozarse, comerse, lamerse…
Las manos hicieron lo suyo. La chica inocente, meneo su rubia cabellera, le dio la espalda y le refregó su fino trasero en el sexo, presiono en su sexo. Las manos de Ariela comían los gruesos pechos que se le entregaban, los apretó con furia, bajo hasta el sexo de la chica, en unos segundos se fueron al baño, se pegaron unas líneas…mientras la rubia halaba, la diabla metía las manos en las bragas de la otra. La chica se subió en el lavabo, abrió velozmente las piernas y ante los ojos de Ariela se presentaba una vulva fina y estilizada, sin bellos, blanca y rosa en su interior. La vio como una fruta y se embriago con el aroma que expelía, hasta sus jugos eran de un sabor dulzón. Su clítoris era ínfimo pero gratamente estimulante. La abrió como si fuera una flor, recorrió con las yemas de los dedos los labios interiores y la chica solo deseaba ser besada, pero Ariela se tomaría su tiempo con cosa tan exótica que se le brinda, se levantó. Le quito la polera para dar salida a dos senos protuberantes, pezones claros y puntiagudos, posó sus labios, los mordió suavemente, se quitó el vestido, quedo en pantis, ligas y high heels. La pequeña como si se tratara de un premio tomó los pechos de Ariela, los metió de lleno en su boca como pudo y su mano bajo hasta el trasero de ella, pero Ariela nuevamente le indico que se subiera y abriera bien sus piernas. Empezó a meter un dedo en la abertura, acerco su oído y gimió al escuchar el sonido que esta hacía al contacto de su dedo que se internaba cada vez más adentro, luego lamió, el sexo se hincho, tomó su cartera, saco el dildo doble. Se lo metió a la rubia y esta empezó a gemir como una loca. Ariela le quito el juguete de su sexo, no la dejaba terminar. Se sentó ella y la pequeña le comió el coño salvajemente. Cuando Ariela sintió que estaba bien húmeda, bajo, le indico que se sentará en cuatro patas en el suelo, y ella hizo lo mismo, tomo el dildo, lo introdujo en la vagina de la chica y luego en el suyo, comenzaron una danza chocando con sus traseros, penetrándose sin descanso y gimiendo en sintonía, gemidos, sudor, golpes fuertes al chocar las nalgas, sus senos balanceaban. El cielo y el infierno follándose. La rubia y la morena, el bien y el mal, la inocencia y la perversión, el ying y el yang bailando la misma melodía diabólicamente angelical. Sus cuerpos excitados, follados por el empuje de ambas fuerzas se tensaron, gimieron, gozaron y descansaron. La diabla al frente del ángel. Ariela le introducía nuevamente el dildo celestial y se incorporaba para ingresarlo en su sexo, haciendo fuerza para que entrara de lleno en sus delicias, sus manos apoyadas en el suelo, desde esta perspectiva cada una podía ver sus caras entregadas al placer, sus senos saltando, la boca entre abierta para dar paso a otro sinfín de sensaciones orgásmicas.
placer, deseo. la diabla y el ángel...Se sentía como el limbo de la lujuria eterna.

MI MEJOR AMIGA


Sentada frente a mí con sus piernas largas y esa minifalda que con tanto movimiento dejaría ver su ropa interior en algún momento, apoyada de forma desinteresada mi buena amiga, mi mejor amiga, jamás pensé sentir este deseo por ella. Me acerque como una buena chica y enrolle mi brazo en su cintura, la acerque a mí, le bese una mejilla y le dije: Te quiero, eres mi mejor amiga. 
-¿Qué sucede?
-No sé, solo quería decir cuánto te quiero. 
Sonreímos al mismo instante, nos miramos por un momento y ella empezó a llenar nuestras copas con un vino dulce. Tomo uno de los quesos importados me lo metió en la boca y me sonrió nuevamente. Yo sentía el calor en mi entrepierna, como los jugos comenzaban a expandirse por mi sexo y deseaban ser bebidos por la boca de mi buena amiga. Puso una canción sensual, y comenzó a danzar al ritmo de la música, me tomo de la mano, se pegó a mi cuerpo en una noche acalorada. La bebida mortal se nos estaba subiendo a la cabeza, el dulzor impactante que te hace beber como si fuera un jugo inocente nos hizo extasiarnos. Bailamos un buen rato y ella nuevamente se fue a apoyar al bar y contoneo su trasero de una forma angelicalmente sexy. Pronuncio mucho más su culo para que esta vez si pudiera ver su ropa interior, me acerque, no me pude aguantar, me tire al suelo como suplicando, mientras ella movía ese precioso trasero en círculos y lo restregaba en mi cara, mis manos deseaban jugar con su ropa interior, lentamente subí una de ellas por su muslo.
-¡Somos amigas!
-Te prometo que esto no arruinará la amistad. 
-No prometas ¡Júralo! 
-¡Te lo juro!
La calentura no me dejaba pensar y ella nuevamente me entrego la oscilación de sus nalgas, yo subí lentamente mi mano por su muslo, sentí como su piel se erizo al contacto de ella y llegue paulatinamente entre la parte más alta de sus muslo, mi dedo tiro un poco del tirante de su ropa interior y lo soltó, ella gimió, seguí tirando de él, cuando en una cuarta oportunidad comencé a sentir como de su sexo fluía ese ansiado líquido que quería en mis labios. Con mis dientes tire nuevamente del calzón, para luego dar paso a mi mano y correrlo a un costado, mientras con mi lengua lamía su entrepierna apretada y jugosa. Mi mano libre busco por delante su clítoris, le corrí un poco su ropa interior para dejar entrar mis dedos y encontrar el punto que desataría a esta nena. 
Ella gustosa abrió sus piernas, me dejo entrar con mayor facilidad en su suculenta vagina, la estimule en la abertura y en el botoncito hinchado de su vulva, comencé a abrir mis piernas para que mis jugos escaparan un momento. Ella comenzó a suspirar de forma animal, se dio la vuelta, quedo frente a mí, abrió sus labios y me metió de lleno la boca en su coño acuoso, mi lengua puntiaguda azoto su clítoris implorante por dejar salir a la luz el orgasmo perfecto de su boca pequeña. Tiro de mi pelo, me ahogo en su inundado sexo, apreté más fuerte con mi lengua y sentí las convulsiones pélvicas que me azotaban la cara y comenzó a gritar, tirar de mi pelo e implorar que parara. Rápidamente metí mis dedos en su hendedura y la folle ferozmente. Su cara perfecta, el sudor que caía entre sus pechos solo cubiertos por una camiseta que dejaba muy a la vista los pezones erectos, subí mi mano libre, le retorcí un pezón, gimió, su rostro se volvió ardiente, me cogió, me tiro al sofá, abrió mis piernas brutalmente, chupo mi sexo, saboreo mis fluidos y luego ingreso un dedo ferozmente, estaba fuera de mí, escuchaba como el sonido de mi vagina y pensaba: ¡Exquisito! Me la quiero follar. Me levante sin darle explicaciones, saque mi cinturón con un enorme pene, lo lubrique, ella me miro con ojos vidriosos y me la folle en el suelo de manera deliciosa. La penetre despiadadamente…chupe sus tetas gigantes, la le retorcí los pezones y las lamí, mientras el falso falo la hacía gozar y yo gozaba al verla gemir.

miércoles, 11 de junio de 2014

LUJURIA ESPAÑOLA.

Yo soy argentino, pero chilenizado a cagar. Me encantaría contar la historia que me paso con una española, de aquellas que te ponen los pelos de punta. 
Y bien, como me he chilenizado tanto, lo cartucho también se me ha pegado en demasía. Pero a la hora de ponerse las pilas, me pongo las pilas como Dios manda. Saco todo mi lado bestial y macho alfa. 
Y esta mujer sin duda, hizo que me pusiera a 1000 por hora. Mire mi miembro y le dije: Vos sabes lo que debes hacer!!! Vamos campeón!! Por la patria, por la doble patria en verdad!!! La vamos a hacer cagar! Así que compañero compórtese como un pura sangre...
Bien, principalmente era una ida inocente a la casa de esta española ricarda, para ayudar a sacar la pintura, lo que yo no sabía es que de paso también le iba a rayar la pintura. Cosas que pasan.
Estábamos en esas piolamente, porque bueno su madre se encontraba en casa, y además aun no me lanzaba ninguna indirecta.
Cuando acabamos, sí, acabamos de sacar todo, agotados como si hubiéramos tenido una sesión épica de sex.
Yo de comienzo, la mire y fue: Su pelo rojo, está en llamas, y esas tetazas. No podía creerlo.
No saben cómo deseaba metérsela bien duro.
En fin comimos algo rico, y luego me ofrecí a lavar los platos. La madre se fue a dormir, en eso, yo inocentemente lavando, siento de un momento a otro una mano en mi paquete, y fue wuooo!! ¿Qué está pasando acá? ¿Quién quiere jugar? ¿La mamá? Me dio miedo, no, no...Era una mano suave, y era de ella, comenzó a inspeccionar mi bulto, me bajo la cremallera, Y que manos más ricas, me apretó los testículos, la idea era infligirme un poco de dolor. Dolor rico. Sin previo aviso me dio vuelta como si fuera su marioneta, y se la metió toda en la boca, comenzó a lamer como una desquiciada, sentía como su lengua exploraba todo mi glande, jugueteaba con el grandulón como una experta. Luego posó su mano en el e inicio el jugueteo de arriba y abajo como una master. Y yo gemir, gemir y gemir cada vez más alto, se levantó me tapo la boca, me llevo a su pieza para mayor privacidad.
Yo me senté y ella parada, me miro con una cara de estoy ardiendo por comértelo, y mamo, mamo, masturbo, mamo, mamo, masturbo hasta que me vine en su boca carnosa....
Y con carita de malota, me dijo me voy a dormir.
Yo quede en llamas, al menos me limpio, si se lo trago todo la muy golosa. Y dormí. Medio desorientado desperté, y fue: ¿Dónde chucha estoy? Ah, sí, la que me comió la pija, y me dejo tirado después que se tragó todito.
Como buen semental desperté con una 
desperté con una erección ya parecida a una piedra. Y la dama ¿Dónde está? Yo aquí tan caliente en su habitación, y la muy descarada se fue a dormir con su madre. El sueño me la gano, y la erección seguía. Me molestaba a cagar la wea. 

Al rato escuche unos pasos en la escalera, y pensé: ¡¡Al fin mi diosa viene!! Claro era ella. Nos abrazamos por un rato, se acurruco, este era el momento romántico. Me busco el cuello, lo lamió, mordió y luego, le prestó atención a mi bulto, y como una niña dijo: 
¿Qué pasa acá?
Puso cara de cumpleaños, y me empezó a masturbar lentamente, me torturaba, yo me quería venir, pero ella lento, lento y tortuoso, mientras escuchaba su respiración entre cortada en mi cuello. 
Se escucharon ruidos, era su madre que despertaba. Y yo en mi mente: ¡Maldita madre! Bajo como una loca y le dijo: Lo fui a despertar. Y realmente me despertó de una excitante manera. 
Yo con tremenda erección ¿Cómo bajo de acá con este tremendo animal al acecho? El pantalón lo supo disimular bien, baje y puse mi mejor pokerface, saludando como si nada. Hable lo justo y necesario.
Y su madre nos dice: Debo ir a hacer unos trámites. 
Nuestras miradas se encontraron, y salía fuego. Era el momento de terminar lo que comenzamos. En verdad lo que ella comenzó. 
Se largó la madre, y ella como una leona se lanzó sobre mí, y me dio unos besos apasionados, que sentí su lengua en mi garganta, realmente tenía hambre, yo era su presa. Me sentía completamente cazado. 
Me prendí como paja seca, y ya ahora sí que está loca iba a ser mía completita, estaba transformada en una pantera, y yo también deje sacar a mi animal más feroz, mi pene que estaba como una roca. 
Le agarre las tetas ¡Que tetas! Esas eran ubres. ¡Dios mío! comencé a hurgar por su blusa, se la quite, y estaban que explotaban. Creo que quieren decir: ¡Hola! Le quite el maldito sostén, para ver dos pelotas gigantes que se movían ricamente. 
Las chupe, chupe, y chupe, que manera de chupar, eran completamente adictivas. Fue como si nunca en la vida me hubiesen amamantado, me sentí un bebe. 
No se aguantó más, me saco la polera, los pantalones, me dejo en calzoncillos, me lo miro con deseo, me quito todo. Me puso ambas manos en el respaldo del sillón, y se la metió toda, comenzó a saltar golosamente en mi pene, y la penetre muy duro, bien duro, es que no me podía contener, y la mina era bastante hardcore. Recordé el bendito condón, y me dijo ando en esos días, y yo emh...Filo, tengo que acabar. 
Saltando con esas tetas gloriosas y grandotas, las chupe cuanto pude, porque ya llegaba al techo está loca con tanto salto compulsivo. 
Y se vino rico, escuchar sus gritos ¡Pero que putaza! Pensaba yo. Se vino unas cuantas veces más antes de llenarla. La di vuelta sin miramientos, y la puse en cuatro y le di, le di, le di hasta que me vine adentro. 
Nos duchamos, como si nada hubiera ocurrido, la verdad es que sentí que todo fue un sueño, era la mina perfecta. Pero la perfección no existe, y así como vino a mí y prácticamente me sentí violado, me boto. No sé más mierda de ella, Pero vez que me acuerdo de la muy...Arghhh... Me caliento a la primera. 
Es la única que me lo ha chupado de una manera increíble. Maldita y exquisita española.

MULTIORGASMICO

No pensé que me pasaría algo así un día, pero conocí a una chica vía internet. Ella era de México, pero eso no fue impedimento para dejarme llevar. 
Y después de incanzables noche de cibersexo. En que con cada caricia que se daba en su cuerpo, yo sentía que la tocaba, a pesar de que en el fondo sabía que no era así. La hice mía de una forma extraña, pero embriagadora. 
Yo no podía controlarme, y debo ser sincero, mi pc era un desastre tantas veces que acabe viendo a esa mujer exquisita tocarse las tetas, mostrarme su sexo, introducirse distintos juguetes que lograran simular que era mi pene entre sus piernas. 
Hasta que un día cualquiera, después de nuestras excesivas sesiones. Me dice: Por qué no te vienes a Cancún? Bastaron solo unos segundos para que yo dijera sin pensarlo que si. 
Mis padres me dijeron que estaba loco, mis amigos que era un vividor. 
Pero yo sin duda alguna me lanzaría a esta aventura tan excitante, en busca de la joven que me había enamorado, y viajaría un total de 20 horas, hasta llegar a sus brazos, y por fin tenerla conmigo. Saciarme, satisfacerme. 
Cuando llegué a Cancún medio desorientado buscando su mirada, sentí un regocijo inexplicable cuando ella me beso y abrazo. Cosquillas, química, el feeling, el calor, la tensión sexual que vibraba en nuestros cuerpos. Ese abrazo lleno de pasión contenida, quería dar rienda suelta de un momento a otro. 
Pase de juntarme en un bar con sus amigos, estaba cansado para salir a beber, pero no para hacerla mía. Y esa misma noche, lo conseguí. 
¡Que mujer más ardiente! Me la imagine como una diosa de una tribu de años atrás, envueltos en ese paradísiaco lugar. Era un sueño. 
La tenía frente a mi gozando, cuando hace miles de horas atrás solo nos veíamos por una cam, contando nuestras fantasías y tratando de reproducir una que otra. Teníamos todo el tiempo del mundo, pero esa noche, esa noche quería volverla loca. 
Y me enseño a complacer a las mujeres, no solo pensar en mi satisfacción. 
Me lamió de una manera increíble mi sexo, me hizo gozar como nunca otra había podido lograrlo. 
La maestría con la que hacía cada cosa, cada caricia, encendernos con todo sola mirada. Saber cada rincón que la haría explotar de pasión. 
Todo aquello esa mujer me enseño, yo estaba a sus pies, dispuesto a ser su esclavo eterno. 
Y ella estaba dispuesta a enseñarme más, y nunca poder saciarse de mi, de mi cuerpo, de mi todo. 
Podía venirme ciento de veces, era una, y después podía seguir sin problema alguno penentrandola. Los hombres multiorgásmico existimos, me imagino que bastante en verdad, y esta mujer era igual que yo, nunca se cansaba. 
Era en la playa, en la casa, en la oficina, en lugares públicos en general. Momento que teníamos lo hacíamos. 
Como adoraba que se estuviera arriba mío, y que tuviera el control de todo, que fuera a su ritmo, esa mujer, amigos. Era una verdadera máquina sexual. 
Agradezco haberla conocido, porque por ella aprendí a que hay que complacer tanto como quieras a tus parejas, no pensar solo en nuestros deseos, en descargarse y ya. 
No hay nada mejor cuando el disfrute es mutuo. 
Cometí esta locura, viaje miles de kilometros por ella. No me arrepiento de nada, lo que ella me enseño, lo he utilizado hoy en día. 
Dos multiorgásmicos, es fuego que sale por los poros. 
Mi consejo: Piensa en la satisfacción de tu pareja, y ya verás que el doblemente placentero. 

MISTERIOSA MUJER

Sentir una atracción casi perversa, y no poder tenerlo!! Arder a diario....querer saborear lo lejano, internarme en recuerdos vividos, pero sin contacto!! Hoy me siento en llamas cuando empiezo a recordar a aquella mujer y fue así. 
Una noche cualquiera me la pasaba fumando un cigarrillo, buscando ciento de veces que la oscuridad fuera mi acompañante infinita. 
Me fui a una disco a bailar, tontear solo...Cuando mis ojos se encontraron con unos labios rojos que centellaban deseo. El sudor que caía en su piel morena, que no daba por lamer cada gota que caía entre sus tetas. 
Me desordene el cabello y le sonríe. 
Ella se mordió el labio, y con su mano me dijo que fuera. 
En un segundo estaba allá, me lamió unas palabras en el oído, que fueron exactamente así: ¡Follame!
Bueno, la oscuridad ya no sería solamente mi compañía. 
Me trastorno su lengua en mi cuello y que de nuevo me repitiera: ¡Follame de una puta vez!
Le tome la mano, la saque del ruido incendiario. 
Aun sudaba, y esa polera que llevaba con un escote pronunciado me tenía los pelos de punta. Me sonreía a todo momento.
Ya cuando ibamos por un callejón oscuro, me abordo y dijo: No aguanto más, follame ahora!!  Me quito el pantalón con destreza, se quitó la ropa interior, detrás de unos basureros, se dio vuelta, se empezó a subir lentamente la falda, me ofreció su glorioso trasero y hablo otra vez: 
¡Quiero que me folles por atrás! Se inclinó un poco,  me regalo su gran trasero y luego prosiguió: 
¡Escupe un poco en él, lubrícalo bien, lámelo, que en seco me puedes romper!
E hice lo que la dama me pidió. 
Mi cabeza daba vueltas,  metí toda mi lengua en su culo, ella se retorcía de placer, gritaba, chillaba, gemía como una zorra. Su mano busco mi cara,  lentamente me levanto, para que pronto estuviera palpando mi miembro, y sin chistar, ya la había penetrado por completo. 
 Empezamos el vaivén favorito, al ritmo de una lejana y exquisita música, le daba en su culo, ella se apretaba más a mí, comenzó a sudar copiosamente.
Al fin pude lamer cada gota que caía de su cuerpo, la bese profundamente.
Se movió nuevamente, saco un condón, me lo puso, yo solo miraba, porque la mujer sabía lo que hacía. 
Tomó mi mano,  metió un dedo en el agujero de su sexo, me miró fijamente y dijo: 
¿Sientes lo mojada que estoy? No respondas, sé que lo sientes... ¿Qué esperas entonces para metérmelo? Encájame bien, dame bien duro. Mírame como un objeto sexual nada más, y si quieres puedes darme una que otra nalgada, pero follame duro.
Se dio vuelta nuevamente, y la penetre como nunca, me volví un salvaje, no me importo nada, hice lo que me dijo, la golpee bien duro en el culo, hasta que llegaron a arder sus nalgas. Se quejaba gustosamente, y me gritaba: 
¡Más adentro, más fuerte! 
Y yo endemoniado, se lo metía una y otra vez. 
Cuando sentí que iba a explotar, ella me empujo. 
Y me dijo: ¡Bien, fue un gusto! Se puso la ropa interior, se bajó la falda,  salió caminando tranquila.
Y yo quede en esa callejuela, con mi pene al aire, duro como piedra mirando cómo se marchaba. 

LA LOBA

Noches opacas me perseguían, Y sí, siempre es de noche porque en este horario es cuando se desembocan las aventuras más guarras, Me dicen la loba, Me gusta cazar tranquila y sigilosa, Pero la mayor parte del tiempo ando en grupo.  
Yo soy la líder de esta manada, Siempre pruebo el primer bocado y el más apetitoso.
Logre divisar a mi próxima víctima, en otras circunstancias hubiera atacado con todas y acorralarlo sería nuestra técnica. Esta vez tenía algo cautivante. Y por primera vez sentí la necesidad de quedármelo por más tiempo.
Era su olor, olía exquisitamente. Era su aspecto varonil y alfa. Era su voz, su conducta la que me atraía y pensaba: Tal vez la loba pueda ser domada de una vez por todas.
Mi piel era blanca como la nieve, mis labios rojos como la sangre, mis dientes afilados para lanzar mordiscos en los lugares precisos y ardientes. Mi lengua voraz y hambrienta, lamía como si fuera el agua más bendita. Y mi cuerpo, mi cuerpo llevaba cicatrices de pasiones descontroladas, de hombres que intentaron zafarse de esta loba en celo.
Mi cuerpo, mi cuerpo era voluptuosa, senos grandes, cintura pequeña, muslos amplios y apretados, un trasero acorde a mi figura, grande y perfecto. DESNUDA SIEMPRE ME SENTABA MEJOR. Pero esta sociedad en la que me encuentro no me permitía andar DESNUDA. Así que mi traje era de un rojo que hacía sintonía con el color de mis labios. Encaje, sin ropa interior…el encaje recubría mis partes INTIMAS. Deseadas por tantos y dueña de nadie. Ni siquiera tenía control de mis actos, el instinto era mi amigo, mi olfato…y mi manada fiel.
Esa noche al verlo decidí cazar sola, con mi mejor vestido. Mi cuerpo, caer como una desvalida ante sus ojos  para que me colmara de ayuda.
Su primera reacción fue de protección, tal como pensé, se quitó el saco y me cubrió. Me miro a los ojos fijamente, y acaricio mi melena nocturna.
Y me dijo: ¿Estas bien?
Asentí con la cabeza, y me mordí el labio inferior como una viciosa. El horrorizado y excitado miro mis ojos verdes como la selva.
-¿Puedes decir algo?
Y deje que mi voz seductora por naturaleza soltara unas palabras, mientras seguía mordiendo mi labio.
-No sé dónde estoy, no sé cómo llegue acá.
Mire como los pelos de sus brazos se erizaron al escuchar mi dulce melodía, embrujante, minimalista, sensual y de un ángel.
Me tomo en sus brazos, poniendo mucho cuidado de no rozar mi trasero. Como deseaba que lo acariciase, pero me contuve, me excitaba ver su lado más salvaje, que se sintiera como un héroe, y que no entendiera como una mujer como yo estuviera en sus brazos fuertes.
Con cuidado logre que se cayera el saco de un lado, y apareciera uno de mis senos protuberantes, jugosos y firmes. Y lo mire con despreocupación y ansiedad. Me mordí el labio nuevamente.
Cuando quiso cubrirlo, tome de su mano y la apreté fuertemente en mi pecho, junte mis dos bellezas para que sintiera como se perdían en ellos. El quito la mano, yo se la cogí y volví a ingresarla.
-¿Qué pasa? ¿Esto es una broma? ¿Qué quieres?
-CAZARTE.
LO BESÉ, fue el beso más dulce y animal que me han dado, me mordió, era mi lobo. Se apartó y dijo: No ¿Qué haces? No puedo aprovecharme. Me tentó su pureza. Ya no era mi lobo, de un segundo a otro dejo de ser MI LOBO. Solo era una PRESA.
Desanimada, me baje de sus brazos, moví mis manos en señal de aproximación y llego mi manada.
Lo rodeamos, el asustado, 4 lobas más desnudas, aproximándose a su presa, acorralándolo, esperando mi señal. El primer bocado sería para mí. Pero estaba completamente decepcionada, de igual forma no podía jamás dejar que otra comiera antes que yo. Y me abalance hacía a él danzando con mis curvas, mis manos pedían abrazarlo, pero alimentarme también. Y lo probé de nuevo, el beso animal, mientras mis acompañantes observaban y lo mantenían a raya. Melena roja, melena rubia, melena chocolate y melena miel, ojos canela, ojos azules, ojos avellana y ojos celestes. Cinturas pequeñas, caderas amplias, muslos jugosos, senos grandes y pequeños. Y yo la loba, melena negra atacaba.
Le quite la ropa con la agilidad y destreza aprendida con los años, saboree su piel con mi lengua latigante, le susurré: ERES MI PRESA, VOY A COMERTE. Baje hasta su miembro entre asustado y erecto, y lo acaricie con mi lengua, para luego comenzar a introducirlo en mi boca como una sabrosa fruta. Deguste mi dulce trofeo, y moría por tragar su líquido varonil, pase mi lengua por todos los contornos, la revolqué y presione en los puntos exactos, calcule en mi boca cuando saldría su jugo, y antes de que eso ocurriera lo introduciría en mi delicia húmeda. Su pene era grande y apuntaba a las estrellas, pero yo solo quería que me cogiera como si fuera MI LOBO, y se dejó llevar, e intento voltearme y le recordé: ERES MI CAPTURA, ERES MI TROFEO, ESTAS CAZADO, DEJAME SOMETERTE.
Mis melenas miraban y reían silenciosamente, querían comer, sentían hambre, las llame y fue una fiesta de tetas y coños. Y el, él era un lobo, lamió cada vagina que se sentó en su cara, movió su lengua, la introdujo en la abertura sexual, y mis melenas gemían de placer. Yo las observaba disfrutar del festín mientras aun esperaba. Se acercaron a mi TROFEO y entre todas lamimos su PENE, nuestros lenguas se perdían en nuestras bocas de repente, nuestras manos no solo tocaban nuestra víctima, también nos acariciábamos. Mis manos entraron a delicias mojadas, las penetraron con todo el puño. Y si alguna no seguía alimentándose porque se desfiguraban, retorcían de placer, las agarraba del pelo y les decía: ¡CHUPEN! SOMOS LOBAS.
Y en un intenso juego de penetraciones con las manos, sentí una lengua en mi sexo, era melena rubia, que siempre gustaba por comerme, probar los fluidos que escurrían por mis muslos calientes. Melena rubia era la más hambrienta, y siempre quería domarme, la deje incursionar no solo en mi vagina humedecida, sino también en mi trasero…y esta vez también deje que introdujera unos dedos sedientos por mojarse, y lancé el grito más feroz, y la aparte con una mano.  
-Es hora, de comer, es hora de actuar, es hora de que me coja, apártense.
Me monte como una bestia, me monte como una loba. Lo golpee en la cara, y sentí como sus uñas se clavaban en mi culo y lo abrían. Mis pechos revoloteaban de arriba abajo, de lado a lado. Se intentó levantar y lo bote en la hierba fresca. Sus gemidos guturales y animales salían presionando mis oídos.
Le lengüetee el rostro, y le gemí repetidamente en sus oídos. Profundice su pene en mi zorrita, lo apreté con mis paredes, y me moje de una manera increíble, sentía aun la decepción mezclada con placer. Pero ahora me decepcionaba haber compartido a mi LOBO, ERA MI LOBO. Les dije a las melenas que se marcharan, y como unas simples perritas se dispersaron en el bosque. ERA MI LOBO. Deje que me volteara y yo estaba siendo CAZADA, EL ME PENETRABA.

SADOMASO

Nosotros jugamos papeles interesantes en cuestiones del amor.


La indiferencia entre hombres y mujeres es muy utilizada a la hora de la conquista ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué tanto mujeres como hombres somos masoquistas? Recordando esto, se me vino a la mente el SADOMASOQUISMO.


Y una relación bastante agresiva y sexual de tiempos remotos.


Dulce e ingenua a la vista, pero en sus noches escondía una verdad asesina. Esperanza, era una de aquellas chicas que gustaba disfrazarse de día y ser ELLA de noche ¿Por qué ocultar una verdad al mundo? ¿Por qué el autoengaño? Prejuicios no solo de la gente le herían, sino también los tenía ella, sin embargo siempre gozo con el dolor.


Su ropa toda pensada para mostrarse en la claridad de los días. Gustaba usar vestidos blancos y puros, cuando en el fondo su corazón era de un rojo ennegrecido. La dureza reflejada en sus ojos las escondía bajo unos lentes ñoños, su pelo alisadamente cuidado le llegaba más abajo de las paletas de su espalda. Escondían heridas endemoniadamente perturbantes, delirantes y llenas de júbilo.


ESPERANZA tenía esperanza de que algún día podría mostrarse tal cual al mundo sin ser menospreciada, estaba repleta de amor carnal y punzante, pero se sentía incomprendida. Nadie podía entender que su manera de demostrar el afecto que tenía era a través de golpes sonoros, de carne viva, de mordiscos profundos, manoseos y ultraje en todas sus cavidades con distintos aparatos de tortura.


Se mordió los labios esa noche. Sentía la comezón en su cuerpo, por recibir las punzadas, los manotazos, que su carne hirviera por la desgracia dulce y entusiasta de sexo brutal.


Se puso su mejor traje, se movió como una gata. Su cuerpo de látex, se acomodó una chaqueta que cubría su realidad, gafas oscuras que escondieran el maquillaje negruzco de sus ojos verdosos, pero la palidez que le caracterizaba seguía intacta con un exagerado rubor rojo carmesí en sus protuberantes pómulos de sado. Sus labios eran de un ROSA MALVA, los dejaba intactos para que supieran que en el fondo era ternura traumada por tanto goce lleno de brusquedad deleitable.


Iba exaltada. Tomó un taxi, porque quería llegar pronto a la noche de los GOLPETAZOS. La incomodidad era evidente, no dejaba de cruzar sus piernas, porque sentía la higrometría salir de su sexo. Estaba completamente empapada. Reía a ratos de forma silenciosa al recordar todo lo que le esperaba.


Hoy era la noche de la ESCLAVITUD, SOMETIMIENTO, le gustaba de repente ser ELLA la que debía recibir. Claro, recibía y daba.


Cuando llegó al sector despoblado, divisó a unos metros la casucha de los HORRORES más exquisitos, ingresó.


El  entorno era oscuro, con luces de neón rojas y violetas, mantas de encajes, un suelo recubierto de terciopelo, tablas utilizadas como camas, y en las paredes muchas cadenas con mujeres y hombres esclavizados. Una voz de ángel le susurró al oído:


-Has llegado ESPERANZA. Le agarró la cintura, le enterró sus garras y ESPERANZA gimió apremiantemente, sus pezones se erizaron y la piel se le puso de gallina.


Se quitó el disfraz, se quitó las gafas. Y su traje de látex mostraba una gran abertura desde su monte de venus hasta su culo. Se asomaron sus grandes senos en dos agujeros hechos para ese deleite y estos apuntaban a los ojos del ángel, que los observaba y pellizcaba. El ángel tomó un pequeño látigo se incorporó por detrás de ESPERANZA y subió desde su empapada vagina hasta presionar en la abertura de su ano sutilmente. Ella se paralizó, el presionó. ESPERANZA no aguantó y lanzó pequeñas quejas agitadas, un GOLPE. Se sobresaltó y UN GOLPE, la pilló de sorpresa. El ángel pasó sus manos por el traje y sonrió en una de las mejillas de ESPERANZA. Lamió sus jugos, pasó la mano nuevamente por el otro muslo, la metió toda en su boca y dijo:


-SEXY. Mostró una sonrisa sado y pícara.


La botó en el suelo de terciopelo enmohecido, se acostó sobre ESPERANZA y la aplastó y la cara desfigurada de ella y los gritos ahogados al sentir que esa presión era conciliadora e indicaba penetración.


Tomó unas bolas chinas y empezó INGRESARLAS una a una en su abertura cósmica trasera.


¿ESPERANZA? ESPERANZA ya no estaba en este mundo porque su cabeza volaba en excitación. Le ató una cuerda en sus muñecas y cuello.
Le dijo:


-Muévete, PERRA. Y ella empezó a andar en cuatro patas.


De vez en cuando el ángel tiraba fuertemente de las correas, sus muñecas ardían y la asfixia la enloquecía. Cuando lograba recuperarse de cada tirón seguía avanzando.


Llegaron a una pieza oscura y fría. Donde solo se hallaba un gancho en el techo, el ángel de ojos mar colgó de la correa en este, y ESPERANZA ofreció su vagiano a él.


 La penetró con un aparato frío que le erizó la piel nuevamente. El ángel se sentó, con un control en las manos y apretaba botones que lanzaban descargas eléctricas, y ESPERANZA gritaba de placer, dejó el control en automático, tomó el látigo y golpeó en cada nalga reiteradas veces y prosiguió con los pechos de ESPERANZA. El ángel metió su rubia cabellera en la entrepierna de ELLA y presionó con su lengua de acero el clítoris, mordió el botoncito con sus dientes de pantera, y mordisqueó intensamente cada labio de la chica. ESPERANZA no daba más de regocijo.


El ángel tomó unas pinzas, le pellizcó cada pezón y también lanzó descargas eléctricas. Y entre su sexo electrizado, sus pezones llenos de energía brutal, las bolas en su culo, la lengua y dientes que destrozaban su sexo. ESPERANZA perdió la conciencia.


A las horas despertó acostada en la misma habitación, bajo un suelo helado, lleno de moho aterciopelado e hiriente.  Observo que el ángel se encontraba encadenado. Su mirada de fuego se posó en su miembro se ABALANZO como una LEONA a él. Ahora el ángel parecía menos indolente, sentía temor. Sentía temor de ESPERANZA y su locura. Mordisqueo tiernamente su pene, con sus manos lo golpeo. Rasgo su camisa, clavo sus uñas en el pecho, rasguñó la espalda del ángel. Escarbo tanto como pudo, hasta que contemplo la sangre en sus dedos, las miro completamente extasiada y sonrió.  Tomó un látigo y dijo: AHORA TU ERES MI PUTA.


Comenzó a golpearlo sin parar en las nalgas, espalda ensangrentada, mientras la erección del ángel era evidente. Golpeó hasta que la sangre salpico en su cara, y palpo la dicha que le provocaba ver al ángel tan sumiso.


Agarro su pene entre las manos, lo chupo de forma suave. Soltó al ángel. Que evidentemente cansado,  reacciono presuroso ante el sentimiento de liberación. ESPERANZA abrió sus ojos conmocionada, sabía que ahora el la haría suya, y juntos experimentarían el amor más cruel.


La penetró, la penetró y LA PENETRÓ y quería rasgarla. Mientras hacía esto le introducía unos dedos en la boca. ESPERANZA chillaba, gemía, decía disparates estaba completamente ENAMORADA. En el suelo frío que le endurecía nuevamente los pezones y le dañaba por las pequeñas piedrecillas, sintió el semen adentrarse bajo arremetidas delirantes repletas de deleite. Y le reveló al ángel los gritos inmaculados de fruición.


El ángel se tumbó a su lado, le atrapó la cara bruscamente, le mordió un labio y le enunció:


-Te amo, ESPERANZA.


ESPERANZA sonrió y respondió:


- ¡QUIERO GOLPEARTE! Nuevamente enterró sus uñas en la piel blanquecina del ÁNGEL.

SÓRDIDA

Juegos. Me encantan los juegos. Pero que se vuelvan reales y sustanciosos. 
A veces no puedo recordar que tipo de juegos son los que más me enloquecen.
Aunque siempre, siempre he tenido en mi mente la idea de que no sirvo para el amor,
Ni siquiera le he dado un momento para dejarlo entrar ¿Por qué? Por qué escogí esta profesión y decidí
Por cuenta propia que el amor no era para un ángel sexual como yo.
El primer juego fue a una edad temprana, con chicos que no tenían experiencia, y que solo pedían por curiosidad que se las lamiera, y yo lo veía tan tierno. Que ni modo, se las besé a todos, se las comí a todos, pero no sabía cómo se hacía, así que solo me dedicaba a darles besos y a mantenerla en mi boca.  Saboree de todos los tamaños ni siquiera eran penes promedio que me ofrecía el mercado del descubrimiento sexual.
Para luego dar paso, ha algo más grande. Un hombre. Un verdadero hombre 30 años mayor que yo, que me volvería una viciosa. Yo tenia 18 años y este fue mi segundo juego y el más duradero. Se podría decir que fue una seudo relación. Yo era su chiquita de ojos tristes. Siempre me decía: Mi chiquita solo sientes felicidad cuando te lo estoy metiendo, es la única vez que veo que brillan tus ojitos mi nenita, eres una viciosa.
Desde muy pequeña supe que esto me gustaría, sobre todo cuando estuve con ese HOMBRE, que me enseñó a gozar.
 Me dijo:
-Mientras metía un dedo en mi sexo y yo turbaba los ojos, lo que estas experimentando chiquita mía, no debes avergonzarte de ser una adicta a esto, mientras volvía a señalar ESTO, me introducía un dedo más. Estas completamente mojada para mí. Dulce nena. Abre un poco las piernas.
Me abrí, mientras aún seguían sus dedos jugando en mi vagina. Bajo hasta ella y empezó a comérmela, saboreo mis labios, introducía su lengua afilada y lujuriosa, escuchaba como me estaba comiendo lentamente, como mordía mi clítoris delicadamente, sentía la presión de su lengua en esta. Mis piernas tiritaron, mi boca se abrió, suspire, suspire tiernamente. Mi hombre había logrado hacer que me corriera en su boquita de cielo. Siguió lamiendo, yo me desesperaba y tendía a cerrar las piernas, apretraba su cabeza que no escapaba de mis muslos, el seguía lamiendo y tomando mi brebaje hipnotizante. Se frenó, me miro, se me acercó y me brindo un abrazo.
-Estoy orgulloso de ti, chiquita. Saciaste un poco mi sed, tu cosita sabe bien. Ahora chiquita recuéstate en esa cama.
Asentí. Y como una niña obediente me recosté. El lentamente me quito el vestido, me quito el sostén. Comenzó a acariciarme los senos con una ternura que me enloquecía, y a la misma vez me excitaba. Pero cuando quería volverme loca, me indicaba con la cabeza que no. Debía controlarme.
-No, chiquita, hagamos esto lindo, por lo menos la primera vez que sea una experiencia linda para ti, no quiero dañarte.
Me beso. Sentía como su lengua buscaba juguetear con la mía, y seguí su ritmo. Comenzó a besarme la frente, las mejillas, el cuello, a introducir su lengua en mi oído, a gemir en él. Y bajo nuevamente a mis senos, esta vez jugueteo lindamente con mis pezones, su mano bajo otra vez a mi sexo, sentí un extraño calor en mis mejillas por el contacto de sus manos heladas en mi calentura. Escupió en su mano y me la paso por ahí.
-Te quiero bien mojada para lo que voy a hacerte ahora, chiquita. Necesito que estés tranquila, va a doler un poco, pero te encantara después mi pequeña viciosa. Pero antes de eso, te enseñare algo más…
Se desabrochó el pantalón, saco un miembro mucho más grande y maduro de lo que había visto antes.
-Toca, pequeña…toca ¿Has visto algo así antes?
-Sí, la de mis amigos, pero no era así de grande como la tuya.
-Aprendes bien, las mujeres siempre deben decirle a los hombres que son grandes, que son las más grandes que han visto nunca ¿Te gusta mi pene chiquita?
-¡Me gusta!
-Entonces ahora harás algo por mi ¿Bien?
-Haré lo que quieras.
-No, no debes hacer lo que quieran, debes hacer siempre lo que tú quieras, yo ahora solo te enseñare. Pero entiende algo chiquita, tú debes hacer lo que se te apetezca, debes disfrutar. Yo solo te enseño ahora. Bien, quiero que tu boquita lo bese.
Me acerque a su miembro erecto, comencé a darle muchos besos por todos lados tímidamente, mientras sonreía, me parecía raro este juego.
-Ahora mi pequeña, quiero que intentes meterlo en tu boca, no lo muerdas e intenta que tus dientes no me rocen, intenta que entre bien al fondo, hasta lo que más puedas o que al menos choque en tu paladar. Abre bien tu boquita.
Yo abrí bien la boca, y empezó a introducirlo, tomando nota de todo lo que me indico. Y me quede con el adentro, y lo mire.
El me tomo de las mejillas, me quito el dulce.
-Ahora mi pequeña, debes chupar, lo metes en tu linda boquita, juegas al adentro, adentro cada vez más con tu boquita ¿Entiendes?
Yo lo mire con cara de no comprendo lo que dices.
-Bien, chiquita, mételo de nuevo en tu boquita. Yo te enseño.
Nuevamente lo metí en mi boca, y él puso una de sus manos en mi cabeza. Comenzó a presionar para que entrara más y delicadamente cogía mi pelo para tirarme para atrás.
-¿Entendiste?
Me fui de nuevo a su pene, comencé a chupar, chupar y chupar, lamí sus testículos, jugué con su glande, experimente con mi lengua en los contornos de su prepucio, llene mi boca de baba. Y me separo del dulce.
-¡Oh, chiquita, casi haces que me corra en tu boquita! Tranquila. Ahora bien recuéstate nuevamente, ahora esto si va a doler un poco como te decía antes. Abre un poco tus piernas.
Las abrí, emocionada. Ciertamente quería más. Introdujo un dedo en mi sexo, escupió en su mano, y me embadurno de saliva. Se recostó encima de mí, apoyo su cabeza junto a la mía, y lentamente sentía que presionaba mi abertura con su pene, poco a poco iba entrando, y comenzó a danzar. Yo cerré mis ojitos, apreté los dientes, enterré mis uñas en sus hombros.
-Me duele un poco.
-Dolerá chiquita, te estoy abriendo a un mundo de sensaciones ¡Este es el precio que hay que pagar para disfrutar mucho, mucho después, pequeña!
Metió un poco más, mis mejillas se volvieron carmesí, y sentí como me desgarraba, como me penetraba, sentía un calor, me mojaba cada vez más, salían chorros de mi abertura, y lo metió aún más. Pero ahora empezó a bailar de una manera más fuerte.
-Chiquita ¿Estas bien?
Yo no respondía, solo empecé a gemir, a sentir un calor aturdidor, mi cabeza daba vueltas y gemí. Me sentía extraña, experimentar todo esto, escucharme, no poder contenerme y estar a punto de gritar de placer. Y escuche su voz nuevamente, pero no entendía que me decía, y se frenó.
-No, no, no te detengas, quiero que sigas. Agarre sus nalgas y empuje para que siguiera metiendo. Y el cedió, siguió.
-Chiquita, me voy a correr. Ahora va a doler, te lo meteré completo.
Me lo metió salvajemente, mientras chorros se internaban en mi sexo, sentía un líquido caliente que me llenaba. Experimente un poco de dolor, mezclado con deseo, y tal como él se vino, yo me vine junte a él.
No podía parar de suspirar. Mientras él se levantaba, se abrochaba el pantalón y me daba la espalda, yo tirada ahí lo mire sin entender nada, quería que me abrazara, quería que me dijera chiquita linda, te quiero. Pero no.
-¡Oye! ¿Me mentiste?
-¿En qué iba a mentir?
-No eras virgen, una virgen no goza de esa forma, he estado con bastantes niñas de tu edad, y eres la única que no ha llorado, no ha sangrado, y se ha puesto a gemir como una guarra. Yo solo me meto con chicas vírgenes, y tú eres una sucia putita mentirosa ¿Cuántos te han follado antes de mí?
-Nadie, no lo he hecho con nadie. Tú eres el primero.
-Uno de tus amigos pendejos te lo metió, estoy seguro.
-No, te lo prometo, eres el primero.
-Para ser tu primera vez has gozado como una gran perra. Espera y no hables.
Se lanzó nuevamente en mí, comenzó a apretar mis pezones fuertemente, me tiro del pelo. Me dio vuelta, y me levanto la cola.
-Ahora veremos si al menos tu culo es virgen.
Metió toda su lengua en mi trasero, lamió, escupió unas cuantas veces, y entro sin ser delicado como antes. Yo comencé a chillar, le pedí  que no siguiera, el agarro mis nalgas para entrar más. Sus dedos se posaron en mi clítoris, y empezaron a estimularlo. Eso logro hacerme gozar.
-Acá, acá si eres virgen, pero que apretada estas. Vas a hacer que me corra nuevamente.
Y gemí, sentía que todo estaba distorsionado, era un dolor horrendo, pero que se suavizaba cuando golpeaba fuertemente mi trasero hasta dejarlo al rojo vivo, y nuevamente las convulsiones en sus movimientos, entendí que se correría, ahora se estaba viniendo en mi trasero, al pensarlo, me excite y nuevamente sentí ese calor, ese dolor, ese deseo, esa excitación y una profunda necesidad de gritar de placer. Se quedó un momento adentro, luego se tumbó a mi lado y me miro con desprecio.
-Pequeña, nunca había tenido a una pendeja tan guarra. Iré a lavarme, quédate ahí, quiero ver como mi líquido se sale por tu trasero y tu vagina. Sobre todo por tu vaginita, porque te lo meteré de nuevo hasta lograr saciarme, pequeña putita.
Me quede acostada, un poco desolada y a la vez emocionada. Otra vez me lo haría, pero ya no era su chiquita. Era una más del montón, ya no me miraba con dulzura, desde ese día mi mirada se hizo más triste. Como una niña obediente me quede recostada, sintiendo como salía de mis orificios ese líquido aturdidor. Sentí pasos, mire, su mirada era fría, estaba totalmente enfadado.
-Escúchame con atención, putita, esta vez no voy a tener la delicadeza de antes. Esa solo la tengo con las chicas que son vírgenes.
Comencé a llorar, no entendía porque me decía algo así, él había sido mi primer hombre, pensé que me podía enamorar. No quise refutarle, no quise discutir, solo me recosté, mire hacía un cuadro de una pequeña niña con vestido de vuelos y encajes que dejaba entrever sus bragas. Él se recostó sobre mí, y sin mojarme, sin nada más, entro todo de una vez, y me lo hizo salvajemente, hasta un punto que llego a irritarme. Pero no me pude contener, estaba en mi esencia, yo era esto, pude gozar en mi primera vez como una no virgen. Mientras el con enfado me lo metía, metía, y volvía a sentir el ardor en mis mejillas, las ganas de que nunca más se saliera de mí. Me golpeo en las nalgas, me dio unas pequeñas palmadas en la cara, mientras su rostro se volvió obsceno, su boca se volvió vulgar.
-Mi pequeña perra, quiero que te vengas muchas veces, quiero que grites como la maldita perra mentirosa que eres. Que goces como una zorrita. 
Al escuchar esto comprendí que me gustaba así, que me gustaba que me tratara como una puta, que aspiraba a serlo algún día o mañana mismo. Y así fue como descubrí que una de las profesiones más antiguas del mundo, sería mi elección, que tenía vocación, que tenía pasta de PUTA. Y que este hombre enfadado ahora  me había hecho descubrir el amor por el sexo, pero no el amor por un hombre. Solo por el deseo, las caricias, los golpes, las palabras sucias, el ORGASMO, y que mejor…ME PAGABAN POR ESTO. este era mi último y eterno juego, EL FAVORITO.