Era mi primer año en la universidad, y era muy típico las
“Iniciaciones” en las diferentes hermandades. Mis amigas que eran mayores me
habían contado distintas historias al respecto. Algunas más crudas que otras,
eso dependía netamente de la hermandad a la cual quisieras pertenecer.
Yo era una chica bien rubia, de ojos color canela, mi piel
era bastante blanca, mi maquillaje era suave, y me consideraba una persona muy
conservadora.
Solo esperaba que lo que me contaban no fueran más que
rumores.
Aplique para entrar a varias “Hermandades”. Había algunas
que me interesaba entrar por los valores que tenían, y también a otras que era
un modelo más superficial, que dictaba más de fiestas y actividades recreativas
(Lo cual también era de mi interés por el arduo quehacer en la universidad).
Conocí a muchas chicas en las muchas reuniones que se
realizaban antes del veredicto final.
Yo era de risa fácil, muy sociable. Todas me decían que
apuntaba a ingresar a una de las más populares, pero eso me hacía pensar que
sería una de las más “Alocadas”.
El proceso fue largo, finalmente nos entregaron a todas una
carta en donde decía en cuales habíamos quedado, con el fin de que si eran varias
pudiésemos elegir a una.
Me hice amiga de una morena bajita, bien agraciada, con un
estilo muy “Fashion”. Su risita era sonora y contundente. Ambas nos miramos con
una alegría, y decidimos abrir el sobre al mismo tiempo.
Abro el mío, y tal como pensaba había quedado en aquella
hermandad más solicitada, y ninguna más.
La chica morena me miro emocionada y me pregunto: ¿En cuál
quedaste?
Le dije el nombre, y ella me tomo de las manos saltando para
informarme que había quedado en la misma.
La encargada de entregarnos las cartas nos informa que las
fiestas de iniciación se realizaran esta noche en las casas que nosotras
escogiéramos, debíamos informar a la brevedad para que nos llegase la
vestimenta a utilizar para la “Party”.
No tenía otra opción más que decir que si, y la morena
estaba demasiado emocionada para escuchar lo que pensaba.
Tomamos el formulario que ella firmo sin ni siquiera leer.
Yo le dedique un tiempo a leerlo, era casi una especie de contrato, pero
finalmente preguntaba: ¿Estas dispuesta a dejarte iniciar sin importar el reto?
Sopese un momento. La morena me miraba con presión, y dije:
¡Qué diablos! Y firme.
A las pocas horas, la vestimenta llego a mi puerta en una
caja muy linda, la abrí con curiosidad, era una pequeña bata blanca, cruzada,
un traje de baño y una corona.
La invitación decía: “Hoy a las 22:00 horas te esperamos
para que te inicies querida novata”.
Me puse el traje de baño, encima la bata, que además tenía
un lindo broche con la insignia de la hermandad, unos tacones y la corona.
Faltaba solo media hora para la hora acordada. Tocan mi
puerta, abro y es la morena muy contenta, me abraza fuertemente, y no deja de
dar brincos.
-Liz ¿Tu sabes lo que hacen en estas fiestas de iniciación?
¿Lo tienes claro?
-He escuchado muchos rumores, pero no creo que sean verdad
del todo.
- ¿Qué rumores?
- Los de que te desnudan, te hacen jugar con consoladores.
Cosas de ese estilo.
- ¿Estas dispuesta a eso por entrar a una hermandad?
-No lo he pensado mucho, pero es solo un juego. Eso no te
hará cambiar como persona u algo.
-Yo tengo valores muy marcados, no sé si esté dispuesta a
desnudarme frente a un grupo de chicas desconocidas solo por pertenecer a algo.
-¡Bah! Estas exagerando. El otro año nos tocara a nosotras
cobrarla con las “Novatas”.
- Creo que eso no es respetar al ser humano. Podría bien ser
una cena, conocer nuestros intereses, no sé. Algo más simple.
-¡Linda, a lo más deberás quitarte algo de ropa! Meterte un
dildo a la boca y ya está. Piensa en los beneficios que nos traerá ingresar a
una, no solo sociales, sino también laborales.
-Eso lo entiendo, esa es mi idea. Sin embargo, la idea de
tener que romper mis creencias por conseguir ese “chance” me desencaja un poco.
-¡Bien! Es tu decisión no ir hoy, si eso te hace sentir mal,
estas en todo tu derecho. Igual te extrañare.
- ¡Aun lo estoy pensando!
-Bueno, te quedan solo 10 minutos más para decidir. ¿Qué
dices? Nos la vamos a pasar bien, podrás continuar tu vida después de esto,
además estaremos juntas. Es solo un juego.
-Mhhh…Veamos que tal.
Salimos de mi habitación, y nos dirigimos a la hermandad.
Había unas 5 chicas más esperando en la escalerilla.
Liz, se acercó a ellas y las saludo a todas con un abrazo.
Mi sociabilidad se había ido a la mierda. Estaba muy asustada, pero me
encontraba en el lugar. Salude a todas con la mano y me quede mirando la
puerta, que poco a poco se fue abriendo ante nosotras.
Salió una chica estupenda, de cabellos dorados, pechos
grandes, con un corto vestido y tacos aguja.
Nos dio la bienvenida, y nos hizo pasar. Todas íbamos muy
juntas mirando a todos lados, era una casa grande, abrieron una última puerta y
entramos a un gran lugar decorado con la insignia de la hermandad, globos, un
estupendo buffet, una mesa repleta de alcohol y unas pocas mesas.
La rubia se puso al centro de las otras 20 chicas y nos
dijo:
-¡Bienvenidas novatas, Hágannos el honor de comer y bebed
todo esto! Es exclusivamente para ustedes, luego de la gran comida comenzaremos
con la hermosa iniciación que tenemos programada. Sonrió con descaro.
Todas nos sentamos en distintas mesas, obviamente yo al lado
de Liz, quien estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Puso su mano en mi
brazo, lo apretó un poco y me dijo:
- ¡Ves, chica! No es nada del otro mundo, nos han recibido
muy lindo y sanamente. Ahora por favor, sonríe un poco. Estas super apagada.
Comencé a relajarme un poco y a sociabilizar bastante,
después de unas tantas copas, mis mejillas estaban rojas, reía constantemente y
me encontraba completamente tranquila.
La chica rubia, toco una de las copas con un tenedor y nos
pidió atención.
-Espero hayan disfrutado el festín, ahora viene la
diversión. Y su tan esperada iniciación.
Otra chica gritó:
- ¡A desnudarse, novatas!
Me puse de papel. Liz me miro con cara de preocupación y me
dijo al oído:
-Aun estas a tiempo de desistir.
Tomé lo último que me quedaba de la copa, y le dije: Debe
ser un chiste.
-Pues entonces quédate y veamos que sucede.
Nos pidieron levantarnos, quitaron las mesas, trajeron unos
grandes barriles de cerveza, una canasta llena de lo que me hacía suponer
objetos fálicos.
Ya en ese momento, sentía que el alcohol no estaba siendo
suficiente. Unas chicas nos empezaron a empujar al centro del lugar, y las 20
nos rodearon.
La rubia hablo fuerte y claro:
-Es momento de quitarse sus batas.
La mayoría se quedó mirando entre ellas, y Liz fue la única
que se la quito de inmediato.
-¿Qué esperan? Quítense las putas batas.
Otras 3 más se unieron al mandato, yo me quede para mirando
al vacío sin atinar a nada. Una de las chicas se acercó a mí y me quito la bata
de un tirón. Y a las otras también.
-Queremos que empiecen a saltar.
Todas nos miramos de nuevo.
- ¡Que salten malditas putas sordas! Es muy simple, les
indico algo y ustedes lo hacen.
Todas comenzamos a saltar.
Las otras hermanas reían a carcajadas y muy cómplices.
Cuchicheaban entre ellas, y nos apuntaban.
- ¡Muy bien, quiero ver brincar esas tetazas!
Otra bien rubia se acercó a la dorada, le dijo algo al oído
e asintieron.
Nos pidieron dar la vuelta sin saltar, todas giramos sin
dejar de hacerlo. Una morena bien alta paso golpeando nuestros traseros.
-¡Pero que culos más grandes y sabrosos! Las chicas que
escogimos este año están bien tetonas y culonas, me da un gusto mirarlas,
putas.
Llego otra chica, nos quitó las coronas, y las reemplazaron
por unas coronas que tenían diferentes nombres.
La chica me miro y me dijo: Tú vas a ser la puta reina.
Pellizco uno de mis senos, yo tendí a cubrirmelos y avergonzarme
por completo.
Acercaron los barriles al centro, y nos indicaron que
fuéramos.
Liz, tenía puesto un papel que decía: Fácil.
-Tú, la fácil ven para acá.
Ella fue casi brincando al centro.
-Te acuestas.
Se acostó, le pasaron una manguera, que ella enseguida metió
a su boca, empezaron a abrir de a poco la llave de paso y comenzó a salir el
alcohol.
Todas gritaban: ¡Bebe, bebe, bebe! Ella bebió hasta que
termino con todo el bikini chorreado.
Así una a una. Hasta que llego mi turno de acostarme, las
miré con enojo y me acosté.
- ¡No vuelvas a mirarme así, zorra!
- ¡No sabes lo que acabas de hacer, puta fácil!
La tipa me miro con una mezcla de enojo y risa. Bebí, bebí
hasta que ellas creyeron que era necesario, quedé toda mojada con cerveza, y ya
estaba a punto de vomitar de tanto beber.
Todas estaban ya muy ebrias, y no pensaban bien las cosas.
Así que finalmente fue mucho más fácil que siguieran las órdenes.
Yo estaba muy borracha, se me había subido muy fuerte, y no
paraba de reír.
Nos pidieron ponernos en cuclillas mostrando nuestros culos,
la dorada se acercó a nosotras y comenzó a pasar su mano por nuestros traseros,
pellizcando, golpeando y riendo.
-Ahora todas a ejercitarse, quiero 10 sentadillas, malditas
zorras.
Todas nos paramos y comenzamos a hacer las sentadillas,
mientras de a poco un montón de chicas trae una especie de camilla al centro.
- ¡Quédense todas muy quietecitas!
Una flaca alta, con nariz árabe paso por atrás de nosotras,
y nos desabrocho la parte de arriba de los bikinis. Poco a poco fueron cayendo,
y nos pidieron saltar nuevamente.
Yo a este minuto, no pensaba mucho en mi cadena de valores,
era una mezcla bastante rara la que estaba sintiendo. Pero el alcohol siempre
desinhibe y eso estaba haciendo conmigo.
- ¡Muy bien, putas novatas! ¿Quién se ofrece voluntariamente
a subir a la camilla?
Liz entre saltos grito: ¡Yo!
-¡Muy bien, fácil! Le haces honor a tu nombre.
Se acostó en la camilla a vista y paciencia de todas.
Unas cuantas se acercaron a Liz, otras solo observaban a lo
lejos mientras bebían y reían.
Le quitaron la parte baja del traje de baño, y le abrieron
un poco las piernas.
-Mhh, que zorrita más bonita.
-Es muy gordita. Dijo otra.
Le abrieron los labios, una se acercó a olerla.
- ¡Tu zorra huele delicioso! Me dan unas ganas de pasarle la
lengua. Metió su nariz por completo otra vez.
La giraron y le abrieron las nalgas. Yo miraba un poco
confundida.
La bajaron de la camilla y subieron a las otras haciendo el
mismo procedimiento.
Hasta que llego mi turno de subir, me empezaron a bajar
lentamente el traje de baño. Yo me cubrí los pechos. Y otra chica me quito de
manera brusca las manos de mis senos.
-¡Exploremos a esta odiosita! Te pones difícil. Debes
hacerle honor a tu nombre, chica. Hoy eres nuestra putita.
Finalmente lograron quitarme por completo el calzón, me
abrieron con violencia las piernas, y la dorada que me había mirado con enojo
me abrió lentamente la vulva.
-Pero miren que botoncito más chiquitito debajo de tantos
pliegues, tienes una vagina bien bonita, amargada. Es rosada por dentro, la
piel muy blanquita al exterior.
Comenzó a presionar con su dedo en mi clítoris.
-¡Ohhhh, tus pezones se erectaron! Parece que te gusta lo
que te hago, putita.
Siguió estimulando mi clítoris, yo miraba a las otras chicas
a mi alrededor. Me cubrí los ojos. Una me quito las manos.
-Quiero que mires como ella te pasa el dedito por la
zorrita.
La dorada se acercó a mi vagina, sin dejar de abrirla, le
paso la nariz.
-Huele a que quieres ser follada.
-¿Por qué no la mojamos un poco antes? Dijo una chica de voz
chillona y su cara llena de pecas.
-Mhh…Podría ser una buena idea, quizás hasta la puta es
virgen ¿Eres virgen, puta?
- ¡Por favor, mírale la cara y esas tetas tan grandes! ¿De verdad
crees que no se lo han metido antes? Hablo la pelirroja.
- ¿Eres virgen, puta?
- No. Suspire.
- ¿Cómo dices? Habla más fuerte.
- No. Intente hablar más alto.
-¡Maldición, esta puta me pone de los nervios! Dilo fuerte y
con orgullo ¿Te lo metieron ya?
-Sí, ya lo hicieron. Grité.
- ¡Muy bien!
Una chica se le acercó al oído a la dorada, y ella sonrió
maliciosamente.
-¡Tú no te bajes! Me miro con malicia.
La pelirroja se paró frente a las otras.
-¡Bueno llego la hora de lamer! Es fundamental que conozcan
a sus hermanas, no solo de manera superficial, a las nuevas y nosotras las
antiguas debemos crear lazos. Nos veremos seguido, las duchas son grupales. Más
de una vez nos veremos todas desnudas, y sobre todo debemos crear un lazo
inquebrantable. Las quiero todas en 4.
- ¡Baja, novata! Me sonrió la dorada.
La pelirroja me miro, y me detuvo agarrando mi brazo.
- ¡Esta preciosa chica de aquí, será la primera que
comenzará con el juego!
-Ahora, puta fácil debes lamer cada uno de los coños de las
novatas.
- ¿Qué debo hacer qué?
- No sé porque estoy empezando a creer que cuando pequeña
tus padres te botaron por accidente, y te diste fuerte en la cabeza. ¿No
entiendes lo que es una orden? Vas a lamer muchas “Pussy” a ellas primero, y
luego a unas cuantas de nosotras.
La pelirroja me tomo del brazo, y me tiro al suelo muy cerca
de los traseros al aire de mis futuras hermanas.
-Te acuestas puta, y pones tu maldita cabeza debajo de las
vaginas de ellas.
Me acosté como me indicaron, metí mi cabeza entre las
piernas de una de ellas. Y me quede mirando.
La dorada se acercó y me dijo:
- ¡Saca la maldita lengua!
La saqué y de un golpe bajo la pelvis de la chica a mi cara.
Sentí todo su sexo en mi lengua, y boca. Me quede con la vagina de ella en mi
cara.
-Ahora lames, chupas, metes dedos ¡Haz una puta cosa, zorra!
La levanté un poco y tímidamente pasé mi lengua por su
vagina, era gorda y olía bien al menos. Estaba repleta de pliegues. La dorada
se acercó y le abrió la vagina mostrando a las demás como yo pasaba mi lengua.
Le pregunto a la chica a la cual se la lamía ¿Cómo yo lo
hacía? Y esta dijo: ¡Bien!
Yo seguí chupando con un poco de asco y confusión.
-Debes amar la vagina de tu compañera, debes amarla. Mete un
dedo en esa zorrita. No te das cuenta que la chica ni siquiera se retuerce de
placer. Queremos ver tu boca empapada de jugos.
Pose uno de mis dedos en su vagina, moví un poco.
-Esta chica no sabe nada ¡Observa! Solo una vez te lo voy a
explicar, sino te masturbaremos todas las chicas acá hasta que aprendas como se
hace. Chillo la dorada.
Ella puso su dedo en la vagina de la chica, comenzó a
masturbarla, y el trasero de esta comenzó a menearse un poco descontrolado.
- ¡Victoria! Tenemos una puta retorciéndose. Grito la dorada
a la audiencia.
Todas aplaudieron dando brinquitos.
-¡Eres una experta! Dijo la pelirroja.
-Ahora, tu, puta fácil. ¡Por favor, hazlo bien de una
maldita vez!
Nuevamente acerqué mi dedo al sexo de la chica e imité el
movimiento que doraba había hecho, la chica poco a poco comenzó a menearse
violento.
-Ahora sin dejar de masturbarla, mete tu lengua también.
Metí mi lengua suavemente en su vulva, y la chica comenzó a
gemir.
-¡Eso es ser una buena hermana! Gritó la dorada.
La chica siguió quejándose mientras la estimulaba con mi
boca y dedo. Yo tomé un poco más de confianza y di grandes lamidas.
- ¡Mhh…Bien, cambio de planes! Tú, la morena de allá, Fácil,
quiero que se la chupes a tu hermana.
Liz se levantó de un salto, nos miramos. Ella vio que mi cara
se desfiguraba y susurro: ¡Lo siento!
Así llamaron a las otras, y una chica se acostó entre las
piernas de Liz a lamerla.
Liz comenzó lento a acercarse a mí. La dorada miraba
graciosa como Liz tímida pasaba la lengua.
- ¡Chica, estoy segura que tú sabes hacer mejor esto! Tienes
una pinta de comezorras.
Liz, abrió mis labios, metió su lengua. Yo intentaba mirar
un poco que era lo que hacía, pero la dorada me gritaba: ¡Sigue chupando, puta!
Todas paseaban por alrededor de nosotras, haciendo distintos
comentarios
Comencé a sentir un poco de calor. Liz me chupaba y
mordisqueaba mi clítoris.
Subió una de sus manos a mis senos y me pellizco los
pezones, luego con su pequeña mano apretó mis senos. Yo no pude contenerme más,
y de vez en vez dejaba de lamer para poder gemir bajito.
La dorada clavo sus ojos endiablados en mí y sonrió.
-Te dije que te iba a gustar, putita.
Era una fiesta de culos moviéndose, pelvis que iban de
arriba abajo, la chica que me lo chupaba restregaba todo su sexo en mi cara.
Liz me chupaba cada vez más profundo y pasaba su lengua larga por todos lados
de mi vagina, presiono un par de veces con la punta en mi agujero. Mis pezones
apuntaban al techo, sentía la respiración agitada.
-¡Bien, linda imagen que nos han regalado las putas novatas!
Ahora dejen de comer zorras. Deben probar las de sus compañeras besándose.
Todas nos levantamos bastante excitadas. La chica a la que
se la chupaba, se acercó a mí con sus tetas danzantes, me agarro la cara y me
metió toda su lengua en la boca. Yo seguí el beso, sin ni siquiera meterle la
mía. Me beso, mientras apretaba mis pechos. Tomo una de mis manos para que
imitara el gesto.
- ¡Todas bésense con todas, y tóquense!
Otra chica de pelo rojo se acercó a mí por detrás, y comenzó
a acariciar mis nalgas. Ambas bajaron al mismo tiempo a mi sexo, y chocaron sus
manos. Sonrieron, y una poco a poco fue internando uno de sus dedos en él, la
otra me masturbaba rápidamente. Luego, tomó uno de mis dedos y lo interno
dentro de su agujero. Era una mezcla de piel muy gruesa, y sentía que su sexo
tragaba mi dedo. Lo mantuve ahí dentro, y ella comenzó a menearse. La chica de
atrás me metía y sacaba el dedo, hice lo mismo que ella con la otra chica.
Todas chocábamos retorciéndonos, gimiendo, sentía unos senos en mi espalda que
se pegaban. Mire, y Liz la besaba, sacaban sus lenguas y las movían locamente.
La chica frente a mi nuevamente metía su lengua, y seguí el beso entre gemidos.
Todo lo que se escuchaba eran gemidos, hacían eco en la
sala.
La doraba tenía una sonrisa de satisfacción. Las 20 se
comenzaron a quitar la ropa.
La dorada se unió a mí, me beso. Su beso fue exquisito.
- ¿Te gusta?
-Sí. Gemí.
Los gemidos ascendieron. Una de ellas se acercó a nosotras y
nos entregó consoladores, y la dorada un tipo de cinturón con un gran pene.
Yo miraba, sin dejar de ser besada, tocada, penetrada.
-Quiero que ustedes le agarren de cada lado los brazos, y
otras dos le abran muy bien las piernas a puta fácil.
Cuatro chicas me agarraron de cada lado, y la dorada se paró
frente a mí se amarro a sus caderas el cinturón con un pene color rosa, grueso
y largo.
Yo mire para todos lados, y la pelirroja gritó:
- ¡Veo que te gusto mucho la puta fácil!
-Tiene unas tetas de ensueño, y adoro su zorrita. Dijo la
dorada.
- ¡Eres una afortunada, puta fácil! ¡Eres su favorita! Grito
la pelirroja.
-Veamos qué tan mojada esta la zorrita. Me miro risueña.
Introdujo uno de sus dedos en mi hendidura, y comenzó a
meterlo y sacarlo rápidamente. Poco a poco se escuchaba que mis jugos se
estaban haciendo presentes. Cerré los ojos, y comencé a gemir un poco más alto.
Muchas chicas más se acercaron a nosotras, sin dejar de besarse, mirando de
reojo una que otra. Liz me miraba con una sonrisita que me enfermó. Pero el
penetrar de los dedos de la dorada me tenía la cabeza en otro sitio. Cerré los
ojos de nuevo y sentí su lengua en mi sexo, chupeteaba y mordía mis labios, no
dejaba de chuparme. Metió otro de sus dedos y el sonido de mis jugos era más
notorio.
- ¡Estas lista! Me sonrió.
Lentamente fue acercando el pene falso a mi agujero, lo fue
metiendo y abriendo mi agujero. Mi respiración se agito montones, sentía el
palpitar de mi corazón. Les dijo a las chicas que me soltaran y todas
comenzaron a mirar el espectáculo. Entro más y más, y comenzó a follarme. Cerré
los ojos sin dejar de gemir, iban ascendiendo, me pasé la mano por la cara,
sentía un placer descontrolada en cada metida que me daba.
- ¿Te gusta, putita? ¿Te gusta cómo te cojo?
-Sí, sí. Susurre.
- ¡Más alto!
- ¡Ohhh, sí! Me gusta como lo haces.
Comenzó a meterlo más bruscamente. Era grande, ardía. Pero
me fui mojando cada vez más, hasta que solo sentía un placer infinito. Le
agarre los senos a la dorada, se los pellizque, apreté. Ella paso su lengua por
mi cara, la metió en mi boca. Nos besamos, jugueteamos en el exterior con
ellas.
La dorada miro a las chicas y dijo:
- ¡Comiencen de una vez!
Mire a mi alrededor todas estaban en distintas posturas,
siendo penetradas. Liz estaba en cuatro, y tenía un consolador en su vagina, y
otra chica escupía su trasero para introducirlo otro por el culo. Comenzó a
gritar.
La dorada me puso en cuatro, y comenzó a meterme su el dildo
nuevamente, sentía el chocar de su pelvis con un poco de vello en mi culo.
Mis tetas se balanceaban debido a la brusquedad de su
mete-saca.
Yo abrí un poco más mis piernas, levante algo la cabeza y
gemí profundamente por sus embestidas.
Así fue como le agarre un poco el gusto por ser follada por
una chica. La dorada era una experta cogiendo, y realmente me sentí la más
afortunada y deseada. El sentir otra piel igual de suave como la mía, el pene
falso en mi entrepierna hizo que tuviera uno de los mejores orgasmos de mi
vida.
Cuando al fin acabe, la dorada se acercó a mi oído y me dijo
agitada: ¡Felicidades, novata! Has pasado la prueba ¡Bienvenida!
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